29/3/19

8.38, de Luis Rodríguez

Escribes en un muro un montón de nombres, tantos como te apetezca, y tachas uno. Cualquiera que los mire es probable que lea algunos, pero puedes estar seguro de que intentará leer el que has tachado. Algo así quiero hacer con mi novela”.

Esta es una novela tachada, solo que no hay forma de leer la parte tachada.
Esta también es una novela sobre muertos. Luis Rodríguez está muerto. Al parecer lo enterraron pero nadie se quedó a ver si salía de su tumba.
No como en el entierro de Houdini, del que nadie quería irse esperando la fuga del escapista.
Luis Rodríguez es mejor escapista que Houdini.

No se puede decir de que trata 8.38. Puede ser porque no cuenta ninguna historia. O porque cuenta infinidad de historias, un montón de nombres, tantos como te apetezca. Y luego está la parte tachada, la novela que confiesa querer escribir Rodríguez, y que está simplemente esbozada o levemente explicada.
Pero si nos quedamos con esa parte tachada no lograremos descubrir la verdadera novela que esconde 8.38, que no es otra que la propia 8.38.

¿Mi problema con la novela? Que estoy un poco cansado de los juegos metanarrativos, de la inmersión del autor en su propia novela y de la constante autoreferencia.

No voy a negar que tiene pasajes de gran calidad narrativa y que va insertando historias muy interesantes en todos los sentidos. Pero me parece que toda la parte metanarrativa (sea lo que sea eso, pero creo que ya entendemos de que habla) y que de alguna manera sirve para darle “cuerpo” a la novela, una especie de continuidad que enlaza los fragmentos, es superflua.
Quiero decir, ¿por qué esa parte, la de Rodríguez y sus novelas, no es la que está tachada? De alguna manera podemos sobreentender esa parte en todo texto y, creo, hubiese sido mejor que las historias se enlazasen por sí solas... o dicho de otra forma, ¿por qué se necesitan nexos que enlacen un batiburrillo de historias por sí mismas interesantes? ¿por qué cuesta tanto aceptar una novela que no tenga concesiones con el lector? Y creo que 8.38 las tiene. Aunque no tantas como una novela convencional.
Y puedo asegurar que 8.38 no es convencional.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Y no hacer concesiones al lector no sería hacer concesiones a otro tipo de lector que prefiere que no se hagan concesiones? ¿No elige todo escritor el tipo de lector al que está dispuesto a hacer concesiones?

Carmen CG dijo...

Estoy leyéndola en estos momentos y entiendo perfectamente lo que quieres decir. Es verdad que es la primera vez que leo algo de este autor y estoy muy sorprendida. A mí me gusta que jueguen con mi percepción y con mi comprensión aunque esa metanarrativa de la que hablas me descoloca.