22/5/15

Rayuela, de Julio Cortázar, página 53

    -Fijate un poco en Mondrian -decía Etienne-. Frente a él se acaban los signos mágicos de un Klee. Klee jugaba con el azar, los beneficios de la cultura. La sensibilidad pura puede quedar satisfecha con Mondrian, mientras que para Klee hace falta un fárrago de otras cosas. Un refinado para refinados. Un chino, realmente. En cambio Mondrian pinta absoluto. Te ponés delante, bien desnudo, y entonces una de dos: ves o no ves. El placer, las cosquillas, las alusiones, los terrores o las delicias están completamente de más. 
    -¿Vos entendés lo que dice? -preguntó la Maga-. A mí me parece que es injusto con Klee. 
    -La justicia o la injusticia no tienen nada que ver con esto -dijo Oliveira, aburrido-. Lo que está tratando de decir es otra cosa. No hagas en seguida una cuestión personal. 
    -Pero por qué dice que todas esas cosas tan hermosas no sirven para Mondrian. 
    -Quiere decir que en el fondo una pintura como la de Klee te reclama un diploma ès lettres, o por lo menos ès poésie, en tanto que Mondrian se conforma con que uno se mondrianice y se acabó. 
    -No es eso -dijo Etienne. 
    -Claro que es eso -dijo Oliveira-. Según vos una tela de Mondrian se basta a sí misma. Ergo, necesita de tu inocencia más que de tu experiencia. Hablo de inocencia edénica, no de estupidez. Fíjate que hasta tu metáfora de estar desnudo delante del cuadro huele a preadamismo. Paradójicamente Klee es mucho más modesto porque exige la múltiple complicidad del espectador, no se basta a sí mismo. En el fondo Klee es historia y Mondrian atemporalidad. Y vos te morís por lo absoluto. ¿Te explico? 
    -No -dijo Etienne-. C'est vache comme il pleut.
    -Tu parles, coño -dijo Perico-. Y el Ronald de la puñeta, que vive por el demonio.
    -Apretemos el paso -lo remedó Oliveira-, cosa de hurtarle el cuerpo a la cellisca.
    -Ya empiezas. Casi prefiero tu yuvia y tu gayina, coño. Cómo yueve en Buenos Aires. El tal Pedro de Mendoza, mira que ir a colonizaros a vosotros.
    -Lo absoluto -decía la Maga, pateando una piedrita de charco en charco-. ¿Qué es un absoluto, Horacio?
    -Mirá -dijo Oliveira-, viene a ser ese momento en que algo logra su máxima profundidad, su máximo alcance, su máximo sentido, y deja por completo de ser interesante.
    -Ahí viene Wong -dijo Perico-. El chino está hecho una sopa de algas. 
    Casi al mismo tiempo vieron a Gregorovius que desembocaba en la esquina de la rue de Babylone, cargando como de costumbre con un portafolios atiborrado de libros. Wong y Gregorovius se detuvieron bajo el farol (y parecían estar tomando una ducha juntos), saludándose con cierta solemnidad. En el portal de la casa de Ronald hubo un interludio de cierraparaguas comment ça va a ver si alguien enciende un fósforo está rota la minuterie qué noche inmunda ah oui c'est vache, y una ascensión más bien confusa interrumpida en el primer rellano por una pareja sentada en un peldaño y sumida profundamente en el acto de besarse. 
    -Allez, c'est pas une heure pour faire les cons -dijo Etienne.
    -Ta gueule -contestó una voz ahogada-. Montez, montez, ne vous gênez pas. Ta bouche, mon trésor. 
    -Salaud, va -dijo Etienne-. Es Guy Monod, un gran amigo mío.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Joder, qué pedante era Cortazar (y no lo digo por este fragmento que has subido, Pornoy)...La sensibilidad pura es flatus vocis, una cagada sin el menor sentido; es como hablar de la conciencia pura o de la pureza pura o de la libertad pura. Hablar de un absoluto es otro desvarío, y más para referirse a un cuadro de Mondrian, que era un gran estafador que como otros pintores, repartia ganancias sobrecogedoras con criticos y galeristas. Involuntariamente, sospecho, la Maga era la más inteligente de ese grupo de cerriles y petulantes y grotescos snobs al cubo como diria Cortazar...Lo mejor de Cortazar creo que es el Perseguidor y algunos relatos "abiertos"...

Portnoy dijo...

En los relatos es donde está el mejor Cortázar... pero yo no puedo más que ser benévolo con él... ya sabes, queremos tanto a Julio...
Un saludo