9/7/12

Justo antes de la matanza final: Ernest Borgnine 1917-2012

Este texto apareció en el Número 1 de la revista Ojo de buey

Lo recupero ahora en homenaje a Ernest Borgnine, recientemente fallecido


Let's go!

Dice Pike a los hermanos Gorch. — ¿Por qué no? — responde Lyle con un brillo en la mirada que se refleja en la de su hermano. Salen. Un gorrión queda muerto en el suelo de la casucha. Dutch les espera fuera, sentado en el suelo afilando un trozo de madera. No cruzan ninguna palabra. Sonríe. Clava el palo en el suelo. Los cuatro cogen sus armas y, mientras suena una canción, mientras el redoble del tambor aumenta de volumen, avanzan entre las tropas de Mapache, hasta llegar al patio donde se reúne el mando mayor de su ejército.




Desde que Pike dijo “Vamos”, hasta el momento en que se plantan ante el general han pasado cuatro minutos.

— Ah, los gringos otra vez. ¿Qué quieren?
— Queremos a Ángel
— De acuerdo, les daré a Ángel

Mapache coge a Ángel y le degüella delante de ellos.
Los cuatro disparan a Mapache matándolo.

Han pasado dos minutos desde que entraron en el patio.


Entonces llega la pausa más demoledora de la historia del cine. Las tropas de Mapache intercambian miradas con Pike, Dutch y los hermanos Gorch. Se suceden los rostros, las miradas, la indecisión.

Entonces la risa de Ernest Borgnine.

En una entrevista concedida por Ernest Borgnine a El Postre, un programa de Radio3, el actor declara:

Sam Peckinpah era un director de actores, no sé si me explico. Era un hombre que te permitía hacer lo que querías. Pero sabía que si te dejaba solo, llegarías con un montón de ideas equivocadas (…) Recuerdo otro par de cosas de ese rodaje, recuerdo que le dije a Sam Peckinpah en la escena que le cortan la garganta a Jaime Sánchez, que se la corta el general con un cuchillo, le dije que en ese momento sentía que yo no podía sonreír. Y Sam me dijo, Hazlo. “Hazlo igual que siempre. Será maravilloso”.


La risa de Borgnine es un estallido, un preludio, un resumen de toda la desesperación que arrastran, de toda la miseria en la que se han sumergido en busca de dinero.
Hay un principio que enuncia Pike cuando huyen de la emboscada, del frustrado atraco a las oficinas del ferrocarril: “We're gonna stick together, just like it used to be! When you side with a man, you stay with him! And if you can't do that, you're like some animal, you're finished! We're finished! All of us!

Están terminados. Todos lo están desde que han abandonado a Ángel en manos de Mapache.
La risa de Ernest Borgnine es el detonante. Los cuatro se miran y lo saben. Están acabados. Tal vez esa sea la única forma de recuperar su honor. La vida es imposible después de su fracaso como grupo.
Es la risa de un samurai.

Pike se endereza lentamente. Saca su revolver. Apunta con parsimonia y dispara.

Comienza la matanza.

Cuando finalmente Pike cae abatido por el disparo de un fusil que empuña un niño han pasado exactamente diez minutos desde que pronunció su “Vamos”. Diez minutos sin apenas diálogos y unos de los diez minutos más intensos de la historia del cine, diez minutos en los que la sordidez de la miseria de las habitaciones de las prostitutas deja paso a la gloria de la muerte por honor, pero un honor desteñido por su propia inmoralidad, por la mezquindad que le ha llevado a esa situación, por la ausencia de futuro.

Eso es lo que representa la risa de Dutch-Borgnine. Sam le dijo, “Hazlo, será maravilloso

4 comentarios:

Lansky dijo...

Tenía la grandeza de los secundarios de lujo que han hecho protagonistas alguna vez...Peckinpack sabía de esa sonrisita asomando los dientes un poco, de ratoncito en un corpachón grande.

Una vez le dió una patada en el culo a un amigo mío por entrar por despiste en su camerino sin avisar. De lo que se sigue: que era un duro de verdad, y que sólo mataba si se sentía acorralado.

Portnoy dijo...

Lansky, tus comentarios son una joya. Si me lo permites me vanagloriaré de "conocer" en el blog a uno que tiene un amigo al que Ernest Borgnine le dio una patada en el culo.
Épico.
Me gusta en Grupo salvaje, pero hay que reconocer que su carrera es impecable.

Lansky dijo...

Gracias, Portnoy, doblemente porque se suelen alabar las entradas de los blogs -ye sta tuya, como casi siempre, lo merece- no tanto los comentarios. Por cierto, mi amigo, jubilado de toda una larga carrera en uno de los 'oficios' del cine, tiene muchas anécdotas increibles pero ciertas y un blog cojonudo; ahí te va el enlace:

http://ungrillodeobsidiana.blogspot.com.es/

Tortuga Ninja Mutante dijo...

A mí me gusta mucho Akira Kurosawa.

Ahora bien: me parece bastante cogida por los pelos su versión del Rey Lear de Shakespeare (Ran). ¿Podría ser esta la risa de un samurai o formará parte de la broma infinita de Foster Wallace (jaja)?

http://www.youtube.com/watch?v=qEsPqJOKmiQ&feature=related

http://es.wikipedia.org/wiki/Los_siete_magn%C3%ADficos