En La montaña mágica, a través de un narrador omnisciente, Thomas Mann nos muestra a Hans Castorp, un joven de visita a un familiar, que imbuido por el “espíritu del sanatorio” quiere creer que está enfermo. Si esa misma narración se plantease en primera persona tal vez el lector no sabría ciertamente si Castorp está enfermo o no, ya que su voluntad de “estar enfermo” como requisito para seguir ingresado cerca de la fascinante Clawdia, le haría emplear una serie de subterfugios claramente infidentes que llevarían al lector a creer en su enfermedad. A través del narrador de Mann nos congraciamos con los deseos de Castorp y su determinación a asumir la ínfima posibilidad de estar enfermo nos parece un subterfugio amable con el que simpatizamos. De la otra forma, el Castorp narrador en primera persona nos hubiese parecido falso y detestable.
Los narradores enfermos, sobre todo los psicológicamente enfermos, son un arma de doble filo que solo los grandes narradores saben manejar. Ahí están Nabokov y Svevo para confirmarlo. Ampliación del campo de batalla de Michel Houellebecq cuenta con un narrador sumido en la depresión.
Curiosamente, no creo que tenga relación, La montaña mágica termina en un campo de batalla.
Lo que habría que preguntarse es el motivo por el que Houellebecq, consciente de las dificultades y de la suspicacia que eso puede crear elije un narrador en primera persona para plasmar el hundimiento moral y anímico de su personaje. Cierto es que lo hace desde un presente en el que parece haber superado su abatimiento pero, teniendo en cuenta lo que nos cuenta sobre sí mismo durante su desplome emocional y sus reacciones, creo que es factible desconfiar de todo ello.
Vayamos por partes.
Este es parte del texto de la contraportada de Anagrama: “El narrador de "Ampliación del campo de batalla" es un ingeniero informático de 30 años, hastiado por su trabajo, que debe vender a sus posibles clientes las delicias de las nuevas tecnologías... Es un antihéroe que ha dejado de luchar, que espía apenas a sus congéneres, que se desliza hacia la depresión; lleva dos años de castidad, se refiere a «las mujeres que me abrían sus órganos» con tanta repugnancia como cuando habla de las egoístas psicoanalizadas... Con la precisión de una autopsia, describe el campo de batalla de la sociedad actual, la sociedad neoliberal, con sus perdedores en el ámbito económico y sexual: la ampliación del campo de batalla a todas las edades de la vida, a todas las clases sociales”
Y este es el fragmento más citado de la novela por encerrar, aparentemente, su tesis: “En un sistema económico perfectamente liberal, algunos acumulan considerables fortunas; otros se hunden en el paro y la miseria. En un sistema sexual perfectamente liberal, algunos tienen una vida erótica variada y excitante; otros se ven reducidos a la masturbación y a la soledad. El liberalismo económico es la ampliación del campo de batalla, su extensión a todas las edades de la vida y a todas las clases de la sociedad”
Como decía la historia está focalizada en el proceso de derrumbe del narrador a través de su historia personal y sus opiniones contundentes relativas a nuestra sociedad. Sin embargo, y sin que ello vaya en demérito de la incisiva crítica social que encierra Ampliación del campo de batalla, la conducta del personaje no coincide con la de una persona sumida en la depresión. Algunos de los síntomas serían abatimiento, autoestima baja, falta de motivación y voluntad, tristeza, indiferencia ante la vida y una práctica inacción. Si bien el narrador comparte con el cuadro depresivo algunos caracteres, como su parálisis emocional o su falta de deseo sexual, más que indiferencia ante la vida lo que muestra el narrador es una postura cínica ante las normas sociales y una amoralidad extrema que le lleva incluso a inducir un asesinato.
Esta es mi tesis tras la lectura: El narrador de Ampliación del campo de batalla es un hijo de puta.
El narrador de Ampliación del campo de batalla es un impostor capaz de proponer a la psiquiatra que le trata su depresión tener relaciones sexuales. Houellebecq es consciente de la inconsistencia de la enfermedad de su narrador porque en realidad la novela no trata de un desplome emocional sino de una táctica bélica en las nuevas condiciones tras la ampliación del campo de batalla. No luchar es una forma de luchar. El asco que genera no tan solo la lucha y el campo de batalla si no la posibilidad de participar en ella es patente en el narrador. Lo que realmente se está derrumbando a nuestro alrededor es la sociedad precisamente porque todos aceptamos las condiciones de la batalla y participamos en ella. Sin embargo el narrador no quiere participar en la batalla y al mismo tiempo se aprovecha de las condiciones de la lucha para no participar en ella. La mejor forma de no tomar parte en una batalla es ser herido con antelación. El narrador realiza un acto comparable a aquellos soldados que se disparaban en un pie para ser trasladados al hospital, finge una depresión para que su abandono del campo de batalla sea aceptado por el resto de la sociedad. En ese sentido la novela debe entenderse como una justificación comparable a “se me disparó el arma cuando iba a comprobar si estaba cargada”. La verdad es que lo que Houellebecq nos propone es un ejercicio arriesgado en el que cualquier acercamiento empático hacia el narrador está vedado. Pero, por otra parte, las opiniones sociales, su visión desgarradora e irónica de nuestro sistema, son no tan solo incisivas y acertadas si no que también llegamos a compartirlas.
La novela de Houellebecq es una novela de ideas presentadas de forma ambigua y retorcida. Podemos coincidir con ellas sin aceptar el comportamiento del narrador, el cual, en el fondo, es un farsante. Pero eso, al mismo tiempo nos hace replantearnos si debemos aceptar esas ideas como una crítica social o simplemente como una forma más de la lucha, si lo único que verdaderamente podrá salvarnos es abandonar el campo de batalla.
La verdad es que estoy perplejo. Porque a pesar de los múltiples campos de lectura que abre la estructura de la novela y la elección de un narrador maníaco no sé si me ha gustado excesivamente.
10 comentarios:
De Houellebecq sólo leí, en su día, Plataforma, pero los sentimientos encontrados que describes me resultan familiares.
Es un tipo peculiar que no sabes si te está tomando el pelo, dándote la razón como a un idiota y llevándote a su terreno con una fingida ideología enmascarada en cinismo. O si piensa realmente lo que escribe y no quiere que nos lo acabemos de creer, cosa que también me deja atónita.
En general pensé que estaba sobrevalorado (Francia obliga).
Leyendo "El mapa y el territorio", aunque en una parte se asome a Krabbe, lo que en "Ampliacion" me gusto (esas observaciones, ese moralismo encubierto) en "El mapa" me parecio ridiculo. Igual es que me he hecho mayor.
Ah... ya veo que no soy el único. De todas formas seguiré con Houellebecq... algún día.
Un saludo y gracias por vuestros comentarios
Leí "La possibilité d'une île" el año pasado. Sí: es cínico; pero de un cinismo idealista. Y no compartí su "proyecto", su mundo ideal u utópico destrozado. Coincido también con que está sobrevalorado.
Saludos sanvicentinos.
No he leído La posibilidad de una isla; entre las demás, su mejor novela a mi entender es Las partículas elementales. El mapa y el territorio está muy bien también (y en ella se permite ser un poco menos hijo de puta)... pero no llega al nivel de Las partículas.... Quizás mi valoración sólo indica que a Houellebecq se lo leía con más asombro y admiración en la era pre Wikipedia.
He leído "La posibilidad de una isla", "Plataforma" -la que parece la novela que se comenta pero mejor planteada y más desarrollada- "El mapa y el territorio" y por último "Ampliación del campo de batalla" en ese orden. En definitiva, éste último me parece un pastiche de ideas inconexas que se tratan de manera mucho más sutil y en consonancia con el protagonista en los otros escritos del francés.
En definitiva, si queréis dar otra oportunidad a los temas de Ampliación os recomiendo Plataforma, yo le daré otra oportunidad con "Las partículas elementales"
Leeré Plataforma... es la siguiente en la lista.
Gracias tardías a todos por vuestros comentarios, de los que se desprende la valoración desigual de las novelas de Houellebeqc y, tal vez, la importancia del orden de lectura.
Un saludo
Acabo de terminar Ampliación...es una muy buena novela, aunque ha pasado una semana y ya me estoy olvidando de ella...no creo que eso sea bueno.
Carlos O
Es alucinante que nadie se percate de algo tremendamente sencillo. Ampliación del campo de batalla es ante todo una denuncia de la discriminación sexual de los varones. Algo que se expone también en Plataforma. De ahí el hastío insoportable, el abandono de la propia vida.
Es alucinante que nadie se percate de algo tremendamente sencillo. Ampliación del campo de batalla es ante todo una denuncia de la discriminación sexual de los varones. Algo que se expone también en Plataforma. De ahí el hastío insoportable, el abandono de la propia vida.
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