Detuve la lectura de la novela para ajustar al horario de invierno los relojes de casa. Así es nuestra relación con el tiempo, creemos controlarlo pero nos limitamos a medirlo de forma torpe y convencional.
Mis dos mundos, de Sergio Chejfec, trata sobre el tiempo y sobre la dirección de la mirada como un ente sólido y sobre la vergüenza de escribir y sobre la memoria.
El dolor verdadero es un sentimiento prestado, asignado por el espectador cuando observa de cerca…
… el rostro de Félix. (*)
Ahora, sobre la toma aérea del parque de la ciudad brasileña se podría trazar la ruta descrita en Mis dos mundos:
En el lago puede verse la estela de los cisnes a pedales, lo cual me parece bastante siniestro.
Por supuesto que no puedo añadir nada a lo comentado por Enrique Vila-Matas en sus Relecturas en torno a Mis dos mundos.
Ni tampoco puedo criticar a quienes relacionan la novela de Chejfec con El paseo de Robert Walser.
Pero dice Walser:
Secreta y misteriosamente, siguen al paseante toda clase de hermosos y sutiles pensamientos de paseo, de tal modo que en medio de su celoso y atento caminar tiene que parar, detenerse y escuchar, que está cada vez más arrebatado y confundido por extrañas impresiones y por la hechicera fuerza del espíritu, y tiene la sensación de ir a hundirse de pronto en la tierra o de que ante sus ojos deslumbrados y confusos de pensador y poeta se abre un abismo.
Y sin embargo Mis dos mundos es característicamente opuesta a El paseo. Mis dos mundos es un paseo por una zona literaria brumosa en la que todo hilo narrativo, temporal y espacial se trunca ya que Chejfec no narra en el contexto espacio-temporal. Se puede decir, como una virtud, que no narra, que crea una atmósfera literaria en la que el lector camina como un sonámbulo impregnado de las palabras del autor:
Hoy son vapor y sombra, o apenas la mancha insegura de una presencia furtiva. Pese a su aparente inutilidad, los fantasmas me han servido para recargar mi deseo errabundo. En muchas ocasiones, como tengo dicho, siento que caminar carece de objeto, cuando estoy aturdido por el entorno me olvido también del motivo para hacerlo, pero los fantasmas me rescatan, un poco me despabilan porque con su presencia incierta me instalan en otro lugar, no sé cómo llamarlo, en una secuencia lateral de hechos.
Fantasmas y lateralidad. En estas condiciones no es de extrañar que en algunas ocasiones Mis dos mundos me haya recordado a algunos pasajes de Los inconsolables de Ishiguro y, sobre todo, fantasmas y brumas, a El año pasado a Marienbad.
Parques y jardines y calles y mercados, Brasil, Alemania y ahora y después. Fantasmas. de la memoria o la percepción y lugares concretos y definidos descritos con todos sus detalles. Reconozco en el mapa aéreo los lugares por los que camina el narrador de la novela.
Finalmente la escritura se descubre como motivo principal:
De tanto adoptar una actitud de escritor, había terminado siéndolo.
Ojalá fuese tan sencillo. Chefjec demuestra que no basta con adoptar una actitud, aunque él lo confiese así. La literatura es un concepto brumoso fuera del espacio y del tiempo. Conseguir plasmar esa esencia de lo literario está reservado a unos pocos.
(*) Personaje alter-ego de William Kentrigde, artista sudafricano mencionado en Mis dos mundos. La imagen pertenece a una de sus obras de animación, Stereoscope.
Mis dos mundos, de Sergio Chejfec, trata sobre el tiempo y sobre la dirección de la mirada como un ente sólido y sobre la vergüenza de escribir y sobre la memoria.
El dolor verdadero es un sentimiento prestado, asignado por el espectador cuando observa de cerca…
… el rostro de Félix. (*)
Ahora, sobre la toma aérea del parque de la ciudad brasileña se podría trazar la ruta descrita en Mis dos mundos:
En el lago puede verse la estela de los cisnes a pedales, lo cual me parece bastante siniestro.
Por supuesto que no puedo añadir nada a lo comentado por Enrique Vila-Matas en sus Relecturas en torno a Mis dos mundos.
Ni tampoco puedo criticar a quienes relacionan la novela de Chejfec con El paseo de Robert Walser.
Pero dice Walser:
Secreta y misteriosamente, siguen al paseante toda clase de hermosos y sutiles pensamientos de paseo, de tal modo que en medio de su celoso y atento caminar tiene que parar, detenerse y escuchar, que está cada vez más arrebatado y confundido por extrañas impresiones y por la hechicera fuerza del espíritu, y tiene la sensación de ir a hundirse de pronto en la tierra o de que ante sus ojos deslumbrados y confusos de pensador y poeta se abre un abismo.
Y sin embargo Mis dos mundos es característicamente opuesta a El paseo. Mis dos mundos es un paseo por una zona literaria brumosa en la que todo hilo narrativo, temporal y espacial se trunca ya que Chejfec no narra en el contexto espacio-temporal. Se puede decir, como una virtud, que no narra, que crea una atmósfera literaria en la que el lector camina como un sonámbulo impregnado de las palabras del autor:
Hoy son vapor y sombra, o apenas la mancha insegura de una presencia furtiva. Pese a su aparente inutilidad, los fantasmas me han servido para recargar mi deseo errabundo. En muchas ocasiones, como tengo dicho, siento que caminar carece de objeto, cuando estoy aturdido por el entorno me olvido también del motivo para hacerlo, pero los fantasmas me rescatan, un poco me despabilan porque con su presencia incierta me instalan en otro lugar, no sé cómo llamarlo, en una secuencia lateral de hechos.
Fantasmas y lateralidad. En estas condiciones no es de extrañar que en algunas ocasiones Mis dos mundos me haya recordado a algunos pasajes de Los inconsolables de Ishiguro y, sobre todo, fantasmas y brumas, a El año pasado a Marienbad.
Parques y jardines y calles y mercados, Brasil, Alemania y ahora y después. Fantasmas. de la memoria o la percepción y lugares concretos y definidos descritos con todos sus detalles. Reconozco en el mapa aéreo los lugares por los que camina el narrador de la novela.
Finalmente la escritura se descubre como motivo principal:
De tanto adoptar una actitud de escritor, había terminado siéndolo.
Ojalá fuese tan sencillo. Chefjec demuestra que no basta con adoptar una actitud, aunque él lo confiese así. La literatura es un concepto brumoso fuera del espacio y del tiempo. Conseguir plasmar esa esencia de lo literario está reservado a unos pocos.
(*) Personaje alter-ego de William Kentrigde, artista sudafricano mencionado en Mis dos mundos. La imagen pertenece a una de sus obras de animación, Stereoscope.
12 comentarios:
Un acierto que hayas colocado una ilustración de William Kentridge. Yo tenía pendiente colocar alguna en mis páginas web dedicadas a Chejfec. A quien no se parece en nada Chejfec es a Sebald, aunque su lenguaje lo recuerda (quizás recuerda en realidad al lenguaje del traductor de Sebald al español). Y de Walser sólo toma el espacio clásico del paseo para la reflexión mental, pero evidentemente trata de hacer algo distinto: es un escritor al que le gusta la literatura que no está muy segura de sí misma, que se presenta a sí misma como un discurso inseguro: trata de encontrar una explicación a lo que está pensando, pero se da cuenta de que no puede llegar a ningún juicio definitivo."No me deje solo entre personas llenas de certezas porque es terrible”, escribió Antonio Tabucchi. Por ahí creo que se abre un camino interesante. Harto de personas que creen que lo piensan es inamovible. Va un abrazo.
Vila-Matas
Un abrazo de
Vila-Matas
Desde luego no es el comentario que quería colgar... de alguna manera, en el transcurso de la redacción algo me alejó del espíritu de la obra (esa cosa intangible que hace de Mis dos mundos una obra tan singular)... sin duda merece una relectura.
Yo creo que se podrían listar las influencias que cada lector siente al leer Mis dos mundos... yo apuntaría a Kafka, al Auster de la trilogía, a Ishiguro en Los inconsolables, etc...
Pero eso no quita que a pesar de la sensación de que estamos ante una obra ya leída con anterioridad el resultado sea más que loable...
...y ahora mismo me encuentro algo enfermo, quizás por la lectura de Chefjec... deberé añadir Mis dos mundos a la lista de lecturas enfermizas.
Un saludo y muchas gracias por su comentario.
Ah... estuve repasando la obra de Kentridge disponible en la red, pero no supe encontrar esos rayos saliendo de los ojos, la línea de puntos simbolizando la visión.
Yo tampoco encontré esos rayos de Kentridge. La sensación de "deja vue" en "Mis dos mundos" creo que es completamente engañosa. He leído que para Chejfec la utopía mayor en términos literarios es que el lector hipotético no sepa muy bien ante qué tipo de texto está y que no sepa muy bien qué es lo que el narrador quiere decir. Me interesa este aspecto de la novela porque la hace muy dificil a la hora de comentarla. Por eso decidí comentarla. Y tú, que la has comenatdo, seguro que has notado que reseñarla era una experiencia de arenas movedizas, de parque brasileño (leáse pensamiento en movimiento) muy inseguro; una experiencia que nos hace más lectores.
Sí. Por eso hablo de brumas y fantasmas, porque especialmente una reseña de Mis dos mundos ni siquiera logrará rozar su superficie.
Y si la sensación es engañosa puede ser debido a que, como dice, Chejfec deje al lector ante un texto inclasificable en cuanto a tipo y mensaje, por lo cual debamos apelar a nuestro bagaje como lectores para situarnos dentro del texto, comprenderlo a partir de anteriores lecturas, a partir de nuestra previa experiencia literaria.
Pues habrá que comprarla cuando pase por Barcelona en noviembre.
"Hasta donde puedo acordarme hoy, cuando escribo todo esto, me encontraba al salir a la calle abierta, luminosa y alegre, en un estado de ánimo romántico-extravagante, que me satisfacía profundamente. El mundo matinal que se extendía ante mis ojos me parecía tan bello como si lo viera por primera vez".
Walser, El paseo.
Aunque no he leído Chefjec, me llama la atención el paralelismo que comentas que le atribuyen con El paseo de Walser. Por los extractos que colocaste, me parece muy prudente tu observación: que El paseo sí hace alusión a una secuencia (de fotos,a mi manera de verlo) espacio- temporales.
k
El libro de Chefjec me gusto mucho.El Paseo es mi obre de Walser preferida.
“Es divinamente hermoso y bueno, sencillo y antiquísimo ir a pie. Suponiendo que zapatos y botas estén en condiciones “
El Paseo pag 23
“Si alguien dice aun que soy hombre desconsiderado, autoritario y prepotente que se lanza ciegamente contra las cosas, afirmo, es decir, me atrevo a esperar que tengo razón en afirmar, que la persona que tal dice yerra gravemente. Quizá nunca un autor haya pensado en el lector, de manera constante, tan tierna y gentilmente como yo"
El Paseo pag 64
walser tal vez sea, de todos los escritores infravalorados, el mais sobrevalorado; y sus paseos, teniendo en cuenta que el propio walser infravaloraba la literatura, son a su vez unos paseos absolutamente sobrevalorados... yo no lo entiendo; cuando se acaba la literatura del viaje empieza la del paseo; por lo que el paseo, por muy meditativo que sea, no puede ser otra cosa que un concepto profundamente burgués
por otro lado; no cree usted, portnoy, que los dibujos de kentridge son menos interesantes por sus cualidades narrativas que por haber inaugurado un dispositivo nuevo, provisional, semi-artistico, a caballo entre la animacion tradicional y el video-arte? yo creo que este artista fracasa en lo narrativo (como casi todos los video-artistas); sin embargo, su estética del carboncillo y el pastel me cae fenomenal; pero, bueno, es una opinión
saludos
Es un libro muy bueno. Aunque quizás todo esto dependa del lector. Es un libro muy bueno para lectores apasionados por la literatura del pensamiento, creo no faltar a la verdad si suelto esto, lectores por ejemplo de Musil que desean enrevesarse en el incómodo (relativamente incómodo puesto que el lector ya (o aún no) está sentado en el café do lago sino que está (en el sofá, en la cama, en una butaca, frente a la ventana, en la terraza, en la cocina, en el tejado, para acabar en la cama) en el deambular geográfico mental originado por Chejfec. Qué raro decir Chejfec aquí y ahora, como si pudiéramos comentar algo. Sé que me quedé con ganas de leer otros libros suyos que no se encuentran en España (me sirvió también (via la periódica revisión dominical) para quedarme asombrado ante la existencia de alfaguaras argentinas (que parecen no editar los mismos libros en España, y viceversa) En fin, poco importa porque esperamos el siguiente libro. Llamadme merecidamente imbécil si se pueden conseguir libros de Chejfec por aquí (yo soy de ir a librerías y, como máximo, pedir que me traigan el ejemplar que se les acabó).
En mi caso lector esa mesa del Café do Lago significa un antes y un después en la forma de leer libros, un método -surgido por fuerza de este libro y de su forma- que consiste en releer metódicamente (8, 7, 6, 5, 4, 3, 2 y 1 vez) mientras se avanza, volviendo otra vez al inicio, y por tanto, antes de acabar la primera lectura completa, método que pienso utilizar, utilizando a dos o tres años si es preciso, para leer finalmente La vida intstrucciones de uso de Perec, pero esto no viene al caso, que es:
Qué gran libro de Chejfec sobre la superfície terrestre, también y en detalle. Y sobre mapas, para los que adoran mapas.
Luego yo leí el texto llamado Sobre la ciudad propia que enlazo aquí, de la página web de Sergio Chejfec.
Saludos cordiales. No he dicho nada pero este libro me gustó y aún lo he releído poco.
Muy buenas
Estoy con este libro, apenas 50 páginas, y no sabía a quién me recordaba. Le daba vuelta sy vuelas en el sofá: Walser, Kafka, VIla-Matas -el de Extraña forma de vida-, acaso Berhard. Me acosté y en cama, casi entre sueños, por fin apareció...
Es Proust, puritito Proust
Saludos
Pincio
Hola a todos:
Aparece un articulo interesante sobre W. Kentridge en la revista The New Yorker de la semana pasada (Jan 28, creo).
Dianna Niebylski
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