La muerte de Virgilio, de Hermann Broch requiere una lectura concentrada y atenta. Mi pensamiento gira mientras leo, mi atención se dispersa por las continuas sugerencias que provoca la prosa poética de Broch.
Un pequeño ejemplo:
La muerte de Virgilio (Der Tod des Vergil) de Hermann Broch
Versión de J. M. Ripalda sobre traducción de A. Gregori para Alianza Editorial
No conseguiré acabar esta novela de Broch. Se añadirá a mi vergonzosa lista de fracasos junto a Proust, Bernhard, Antunes... soy un lector adocenado y conformista y poco constante.
Un pequeño ejemplo:
—Ven, siéntate junto a mí —llamó al joven a su lado, y aun después que éste se hubo acurrucado cerca de él, siguió el silencio, permanecieron envueltos en silencio, entregados a la noche callada. Desde lejos se oía el ruido, resonaba el estrépito de los curiosos, resonaba, rumoreaba la algazara de la fiesta, hervían las creaturas como el Orco, sordo, inexorable, fascinante, impúdico e irresistible, salvaje y ahíto al mismo tiempo, ciego y clavada la mirada, el rebaño pisoteante, que se apiña a la falsa luz sin sombra de las antorchas y los fuegos ante el abismo de desgracia de la nada, casi insalvable, casi irrescatable, si no se encontrara aquí —y cuanto más largamente se acechaba, tanto más claramente se advertía—, si no se encontrara incluso también aquí el canto del silencio, contenido desde siempre, contenido para siempre, el tañido de campanas del silencio, henchido hasta el sonido de bronce de la noche y el tañer de todos los rebaños humanos, quedamente cantando la noche de los rebaños, suspirando el rebaño en su gran sueño: profunda bajo el humus del ser habita la noche, rumorosa de sombras, oculta a la niñez, liberada del destino, liberada del azar y libre de lascivia; de ella brota lo creado, atravesado por el murmurar de las savias de la noche, grávido de sueño, eternamente fecundado por la fuente de toda intimidad; de ella brotan en indecible tejer y mutuamente incorporados planta, animal y hombre, mutuamente sombreados, pues la maldición del regreso está oculta en la bendición del sueño, y es la encantadora cubierta del ser, una nada de sueño extendida sobre la nada.
La muerte de Virgilio (Der Tod des Vergil) de Hermann Broch
Versión de J. M. Ripalda sobre traducción de A. Gregori para Alianza Editorial
No conseguiré acabar esta novela de Broch. Se añadirá a mi vergonzosa lista de fracasos junto a Proust, Bernhard, Antunes... soy un lector adocenado y conformista y poco constante.
6 comentarios:
Don Portnoy: Creo que la lectura de esta 'novela' "fracasa" si se lee creyendo que se trata de tal, una novela. Haga usted un poco de esfuerzo -que luego se verá más que recompensado- y léala como lo que es: un poema, sí, un poema en prosa.
Lo hago, lo hago, Brujo... pero es inmenso, me desborda, me trasporta tan fuera de mí que no puedo seguir leyendo.
el pop ha acabado con la buena literatura; no somos capaces de trasgarnos un puto rollo sin una pizquita de estetica publicitaria y/o comercial... hay que leer a broch, hay que leer a proust y a musil
Eso es, adelante: comencemos-sigamos con Musil. Sin él, creo, no se explica nada de lo que mucha literatura de hoy pretende eludir -a pesar de haber mamado y haber usufructuado de ello a través de otros autores- para luego hacer creer que esa literatura no existe o que simplemente "es un rollo".´
Pero en cualquier caso a ninguno de estos autores hay que leerlo por obligación, a pesar de esa nefasta sentencia que reza "de lectura obligada" (un reclamo típico de las editoriales). Todo estos "putos rollos" habría que leerlos sólo por una sola razón: porque de verdad nos sumergen en universos excepcionales, en mentes únicas que, sin embargo, hablan de lo que nos importa a todos/as, sí, y sin que lo sepamos...
joder, brujo, eres mi héroe; te quiero...
Es absolutamente triste comprobar como hay tanto descerebrado, enajenado de su propio ser y de si mismo como intelecto. La falta de una formación definida crea la dispersión sicosomática de muchas personas, que para huir de la realidad,buscan y buscan...y encuentran...cualquier cosa, aferrándose a ella. Vamos en otra, una dirección mucho mas sencilla y clara, aunque la mayoría no alcance a verla por efectos del gran farsante...
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