21/2/08

El cable de red está desconectado


(a buen entendedor)

Un serio estudio de campo patrocinado por Telefónica y Orange (*) afirma que existe vida más allá de la Red.
Puedo atestiguarlo.
Tal vez esa vida tenga el mismo olor que los apósitos de algodón con los que Nathan Zuckerman trata de contrarrestar la incontinencia y sea tan inquietante como los túneles que se abren tras una casa en la ladera del volcán de la isla de Pico.
La última parte del estudio, aún por terminar, investigaría ese aspecto. Se inicia con el escritor en su mesa, solo, tras la marcha de su mujer con el inefable Tongoy, según se nos narró en El mal de Montano (**), escuchando el roer de los topos tras la estantería. Continúa con la exploración de los túneles que unen el Eixample de Barcelona con el volcán de las Azores, durante la cual el escritor se topará con los espectros de Walser, Kafka y Lichtenberg, recortados en la oscuridad con la misma iluminación que usó Kiyoshi Kurosawa en Pulse




(*) Malditas por siempre
(**) Curioso, ¿no?: El mal de Montano y la nueva traducción de Portnoy’s Complaint, El mal de Portnoy.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay vida más allá del uso de la Red como borrador. Pero se escriben siete puertas para intentar atravesar una, y eso parece algo infinito como un túnel.

Es una opinión lanzada al vuelo de un canario en mina.

Un saludo.

Anónimo dijo...

La cuestión es si puede haber vida en la red, y aquí se ve que hay vida. Y vida inteligente, que no es poco.

En cuanto al fotograma para buenos entendedores, me doy por aludido y pido disculpas, pero sigo sosteniendo que Robbe Grillet murió al menos dos veces.

Eso sí, se diría que en cine cualquiera tiempo pasado fue mejor. Porque, hijo mío, acabo de ver la última película (?) de los Cohen, y afirmo que si es una buena película yo soy el obispo de Talavera. Dicho lo cual, probablemente la cubrirán de oscars. Uno de ellos para Bardem. Justo oscar, ciertamente, porque tiene mérito hacer de mueble.

Así las cosas, tendré que darme yo también al cine japonés.

Ea, sigue escribiendo, que no se merece este blog que lo llenemos de comentarios como este ;-)

Adela Fernández dijo...

POr supuesto que hay vida mas allá de la red. ¡Y qué sano es desconectar de vez en cuando! De lo contraio, hay días en que el síndrome Matrix se apodera de mí y ya no sé muy bien si yo controlo a la Red o ella me ha capturado en su telaraña... Gracias por el post.

Cándida Sibisse dijo...

No me atrevo a leerte, porque sé que cuando empiece no podré parar... y algo cambiará para siempre.

Anónimo dijo...

Were there only ladies where you've been?

Abrazos.

Portnoy dijo...

Espero que podáis perdonarme que no responda a vuestros comentarios, los de aquí y los de otros post, pero apenas tengo tiempo de conectarme. Cuando vuelva a la normalidad os lo agradeceré como debe ser. Muchas gracias, en serio.

Rodrigo Bastidas dijo...

don portnoy
Muy "Conde Zero"... interesante post, aunque sería más interesante saber qué clase de vida se desenvuelve... ¿serán dioses vudús como lo afirma Gibson? ¿o cálculos matmáticos sentimentales infinitos como lo dice Neal Stephenson en su extenso Criptonomicón?
vale la pena preguntarse.
att
don totoptro

pd: pondré un link de su blog en mi blog, si eso causa alguna molestia, favor dejarme saberlo