29/10/06

Grupo Salvaje, de Sam Peckinpah (1969)

El western, como ocurre con las películas de samurais, tiene sus propias normas: Más que un género, el western se desarrolla en un territorio narrativo en el que el la individualidad de cada hombre es determinante y las armas que acarrea y su habilidad para usarlas condicionan su capacidad de supervivencia. No me equivoco hablando de “el hombre”, el western es un espacio brutal y misógino en el que la ausencia de ley y estructuras sociales consolidadas invita a reflexionar sobre el comportamiento moral y ético no del ser humano, sino, con todos los errores que la intervención anecdótica de la mujer y la falta del punto de vista femenino en el relato fronterizo implica, del hombre.



Grupo salvaje (The Wild Bunch) dirigida por Sam Peckinpah en 1969 es su obra maestra y un western modélico en este sentido.
Una banda de ladrones acosados por una cuadrilla de cazarrecompensas, que están financiados por la compañía del ferrocarril víctima frecuentes de los robos de la banda y dirigidos por un miembro de la banda de ladrones que, apresado, traiciona a sus antiguos compañeros por una promesa de libertad, deciden cruzar la frontera con México para librarse de la persecución y allí se ponen al servicio de un ambiguo general, Mapache, donde pondrán a prueba, a cambio de una sustanciosa paga, de sus habilidades como asaltantes robando al ejército de los EEUU, antes de descubrir que los cazarrecompensas les seguirán hasta el fin del mundo.

No me gustan las sinopsis porque lo que podamos explicar desvinculado de las imágenes es, en el fondo, meramente circunstancial. Lo importante en Grupo Salvaje es la riqueza de matices que la narración encierra:
El cansancio; Peckinpah, especialista en western crepuscular, caracteriza a sus actores llevándolos a un cansancio infinito que se refleja en las arrugas de sus ojos, en la tristeza de sus miradas.
La amistad; que es abordada desde distintas perspectivas. La homoerótica de Dutch hacia Pike, la fraternal entre los hermanos Gorch, la profunda y rota, llena de remordimiento y resentimiento entre Thorton y Pike. En esta situación sólo el personaje de Ángel queda desamparado.
La traición; relacionada de una forma tan íntima en la película con la amistad que resultan inseparables. La necesidad de unidad queda reflejada en una de las frases célebres de la película:

We're not gonna get rid of anybody. We're gonna stick together, just like it used to be. When you side with a man, you stay with him. And if you can't do that, you're like some animal, you're finished. We're finished. All of us.

Abandonar a un compañero nos sitúa al nivel de los animales. Estas palabras que Pike pronuncia después de perder a varios compañeros en el atraco que inicia la película, sacrificar a uno de ellos que cabalgaba malherido a su lado y de olvidarse dentro del banco a uno de sus hombres, refleja el remordimiento del líder cuyos planes fracasan y al mismo tiempo introduce otro de los matices significativos de la película.
La doble moral: La intención de Pike de mantener unido al grupo, de darle una consistencia ética, que le situaría por encima de los animales, contrasta con su condición de delincuentes y asesinos. No hay en la película un personaje positivo, por lo que la identificación que el espectador realiza sobre los protagonistas de Grupo Salvaje, sutilmente condicionado por la dirección de Peckinpah, no es sobre unos despiadados asesinos, sino sobre unos vengadores idealistas.

En Grupo Salvaje hay un cuerpo central narrativo enmarcado por dos sublimes escenas de acción que abren y cierran el filme en el que Peckinpah demuestra su maestría en el arte del montaje, creando una escuela que, al contrario de lo que pueda parecer, no se recrea en la violencia. Peckinpah intenta captar con múltiples miradas la simultaneidad de diversas acciones dentro de otra acción general. Un tiroteo durante un atraco a un banco, una incursión en el corazón del ejército enemigo para recuperar a un compañero, se convierten gracias al montaje de Peckinpah que consigue que el tiempo se detenga en el interior de la vorágine, en escenas clásicas en la historia del cine.

Quizás no se pueda entender completamente el mensaje de Peckinpah sin fijarse en el entorno que rodea a la historia principal. El western es, por lo general, un género que se desarrolla en grandes espacios abiertos sin apenas presencia humana. Peckinpah atraviesa esos espacios con elipsis que conducen de unos lugares habitados a otros. No es el escenario lo que Peckinpah busca mostrarnos sino las personas que habitan en medio de esos desiertos. La desesperación por la ausencia de justicia empuja a los hombres a montar en sus caballos y partir en busca de un orden que se encuentra al otro lado de sus armas.
Dicen en Aguas Verdes, el único lugar en el que la banda consigue relajarse de la persecución:

Todos soñamos con volver a la niñez. Aun los peores de nosotros. Quizá sobre todo los peores.









Ese deseo imposible de volver a la niñez contrasta con los actos que los forajidos perpetran ante la mirada indefensa de los niños. Pues en todo lugar en el que los hombres luchan hay niños observando o sufriendo la violencia:






Incluso al fondo de la acción:



Los niños observan:






Grupo Salvaje se inicia con los forajidos avanzando hacia la ciudad por las vías del tren donde unos niños (todos los niños posibles) que están jugando les observan:



Los niños tienen metidos a dos escorpiones en un cerco de madera que encierra a un hormiguero. Las hormigas atacan a los escorpiones y al final los niños prenden fuego al cerco de madera, matando a hormigas y a escorpiones.

Una de las escenas del combate final es significativa:




No hay futuro. Somos peores que animales.

14 comentarios:

El Miope Muñoz dijo...

Peckimpah.... ese apasionante retratista del lado (¡todo) salvaje inherente a nosotros.....

Grupo Salvaje es una de esas películas.

Anónimo dijo...

"Grupo salvaje" y aquella mirada infinitamente cansada de Robert Ryan...
No tengo más que decir.

Portnoy dijo...

"infinitamente cansada"... suscribo eso.
Gracias por vuestros comentarios.

Anónimo dijo...

Odio las películas de vaqueros. Odio, se desprende, entonces, los comentarios de películas de vaqueros. Algún trauma mío y de infancia.

Portnoy dijo...

Pues que yo sepa los de Grupo Salvaje no cuidan vacas.

Anónimo dijo...

Siempre me pregunté por el significado de esa frase.
Gracias.

Bandini dijo...

la película en sí es un monumento, pero esos últimos minutos a partir del " por qué no de oates". todo el paseo que dan hasta que disparan a mapache, me parece uno de los momentos más radiantes que ha dado el cine.

saludos

Portnoy dijo...

Lo es, Bandini, lo es.
Gracias.

Galois dijo...

Desde que la vi por tele en mi adolescencia y salí a alquilarla en VHS, hasta mi adultez buscándola en DVD y ahora, más grandecito, bajándomela con la mula (pero subtitulada)...creo que sí, esta peli me ha acompañado y me ha hecho añorar (de un modo retorcido quizá)mi niñez.
Aunque yo NO sea de los peores

Anónimo dijo...

OBRA MAESTRA,no hay más que decir sino simplemente dar gracias a Sam Peckimpah y todos esos monstruos de la actuación,que con simples expresiones de sus rostros muestran la idea principal que el director nos quiere transmitir,la conservación de la amistad por encima de la mala vida.

Playmobil Hipotético dijo...

sin entrar en discutir qué significa personaje positivo, no te parece que Ángel, el mexicano de la banda, representa algo más que un ladrón con códigos internos? La moral en los westerns a partir de finales del 50 ya no es tan clara como al principio pero, sin embargo, la idea de una justificación que no tenga que ver pura y estrictamente con los intereses de cada uno, creo que es en este tipo de westerns el motivo de identificación del espectador. En ese sentido, quizás compararla con Veracruz de Aldrich podría darnos alguna idea de dónde está puesta la positividad de los personajes.
Por cierto, es muy rico el enfasis que ponés en el papel de los niños, tradicionalmente inocentes...

Pike dijo...

Algo se revuelve en mis entrañas cuando la veo, y casi siempre acabo llorando. ¿No os ha pasado nunca?

¡Gracias, Sam!

Anónimo dijo...

Simplemente, el mejor western de la historia del cine, sin buenos ni malos, los individuos por encima de los encorsetados de la moral! Genial.

Ernesto dijo...

Sam fue el mayor poeta de la violencia, de esos atardeceres naranjas de hombres tristes, verdaderos loosers, borrachines, de los que se van a jugar su última ficha. The Wild Bunch y Bring me the head of Alfredo García son dos films memorables, de lo mejor que ha dado el cine. No por nada Orson Welles llegó a elogiar a Peckinpah, fue un genio del cine.