Este es el texto que aparece en el número 5 de la Revista de Libros Piedepágina en el reportaje Los blogs según los bloggers
No tengo muy claro la conveniencia de duplicar los textos que circulan por la red, pero es una forma de agradecer a Javier Moreno y a piedepágina la invitación a colaborar.
Como en Figth Club, la primera regla de todo weblog debería ser “No se habla sobre weblogs” Intento evitarlo porque cuando entras en una discusión sobre este tema, la conclusión siempre suele ser la misma y apunta a dar mayor importancia al medio que al mensaje.
Por otra parte, cada vez que intento explicar lo que hago manteniendo una bitácora activa, me entran deseos de ser coherente con el lema elegido cuando la inicie. Si pensamos que escribimos únicamente para nosotros mismos, retomando la idea del diario personal, sin necesitar comentarios ni ser reseñados en otras bitácoras, entonces debemos aceptar que un weblog tiende hacia un solipsismo literario en el que se niega cualquier derecho al lector. Para evitar eso, la segunda regla debe ser: “No se habla sobre weblogs.”
Otra paradoja se presenta cuando se constata que la gran mayoría de visitantes de una bitácora, mantienen a su vez su propia bitácora. Sin embargo aquellas bitácoras que se dedican en mayor o menor medida a la literatura tienen una característica que los diferencia de otras. Tanto quienes escriben, como quien las visita son lectores.
Y como lectores implícitamente sabemos que el mensaje es lo importante.
Y que no se debe hablar del club de la lucha.
Como lectores sabemos también que hablar de libros es una tarea redundante: Existen personas cualificadas que se ocupan de reseñar y criticar (aunque, y ese sería otro tema, se cuestiona la imparcialidad de dicha personas.) Lo importante en última instancia, es leer esos libros, más que hablar de ellos.
Intentar imitar a la Autoridad Crítica sería por mi parte una tontería. Lo que busco, lo que intento encontrar son los hilos que unen los libros entre sí, los lazos que se establecen tanto entre ellos como entre los lectores, y de que forma las ficciones acaban deviniendo realidades literarias y toda nuestra realidad es cuestionable como perteneciente a una ficción.
Realidad y ficción: Hay que destacar que desde un inicio una bitácora tiene un carácter ambiguo. Salvo excepciones, algunas muy destacables, el anonimato de nuestros seudónimos nos decantan hacia el lado de la ficción. ¿Somos personajes o personas? Es una imprecisión que permite mayor libertad.
Con tan equívocas interpretaciones uno puede deducir de las casualidades causalidades que mantengan nuevos hilos (tan ficticios y al mismo tiempo tan reales como todo aquello que se lee): Los hilos que unen a los libros y los hace interactuar. Y los que unen a los dispersos lectores de una obra y los aúnan en torno a una idea, lúcida o no, acertada o no, pero que permite prolongar el placer de la lectura compartiéndola con otros lectores.
En definitiva libros y personas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario