Apocalypse Now (1979) de Francis Ford Coppola y Full Metal Jacket (1987) de Stanley Kubrick son dos películas que bajo el pretexto de la guerra de Vietnam indagan en la condición humana. Ya hemos hablado sobre Apocalypse now y sus relaciones con los ritos ancestrales sucesorios, cuando en realidad deberíamos haber hablado de “el horror” inherente a toda guerra. Por eso ahora que le toca el turno a la película de Kubrick no esperéis que hable sobre la dualidad del ser humano puesta en escena a través del símbolo de la paz y el “born to kill” escrito en el casco.
¿Cuál es fundamentalmente la diferencia entre las dos películas? Mientras que Coppola buscó la verosimilitud total de su puesta en escena trasladando todo el equipo de rodaje hasta Filipinas donde se encontraron unas condiciones ambientales similares a las de Vietnam (lo cual casi le cuesta la salud a muchos actores y la hacienda al director), Kubrick decidió rodar su película entre la isla de Parris en Estados Unidos y varias localizaciones de Inglaterra. No hay pues intento de verisimilitud ambiental en Full Metal Jacket ya que lo que pretende su director es un descenso a los infiernos individual (como Apocalypse now era un ascenso a través del río al infierno y un descenso en la condición humana) mostrar la degradación de la persona, despojándole de toda singularidad para que así pueda convertirse en un engranaje más de la máquina de matar que avanza impertérrita entonando su grito de guerra (M-I-C-K-E-Y M-O-U-S-E)
Es fácil para los personajes del film distinguir a los que forman parte de esa implacable máquina:
You know he's never been in the shit,' cause he ain't got the stare.
The stare?
The thousand-yard stare. A marine gets it after he's been in the shit for too long. It's like ... it's like you've really seen beyond. I got it. All field marines got it. And you'll have it too.
La mirada de las mil yardas, una mirada especial, fija y perdida en el vacío, una mirada que despersonaliza, casi inhumana, es la característica de todos aquellos que han estado en “the shit” y han vuelto. “Mejor tu que yo” dice Animal Mother ante el cuerpo sin vida del Teniente. Sobrevivir y hacerlo en grupo, parece concluir la película, perdiendo en el camino todo aquello que nos identifica y nos significa como seres humanos. No hay juicio moral en la película de Kubrick, lo que en ocasiones provoca lecturas distintas en los espectadores que van de la risa al espanto, como ocurría en A Clockwork Orange. Al menos el juicio no es explícito. No se critica ni se justifica la conducta del sargento instructor encaminada precisamente a esa despersonalización de los soldados y su muerte puede ser entendida como un error del sistema disciplinario o cierta justicia poética. Joker puede ser un cínico o alguien que intenta preservar a toda costa su individualidad. Tanto él como Leonard sentado en la taza del retrete tendrán finalmente la “mirada de las mil yardas” Parece inevitable el destino del ser humano sea cual sea su origen, ser absorbido por la máquina (sea militar o social)
“The stare” es una constante en las películas de Kubrick: Es la mirada de Bowman al viajar al interior del monolito y, tal vez, la algorítmica mirada de HAL; es la mirada de Jack Torrance sobre la maqueta del hotel Overlook; es la mirada de Alex de Large mientras su voz se dirige al espectador; es la mirada de Lady Lyndon firmando la separación de su marido; es, en definitiva, la mirada de Joker ante la francotiradora vietnamita.
Es una mirada interior, perdida en la distancia que el espectador debe forzosamente interpretar, que le obliga a traspasar la pantalla y a colocarse en el lugar del personaje, que convierte la pantalla en una ventana desde donde el personaje contempla al espectador.
Esa deslocalización del espectador está aumentada en Full Metal Jacket con esa ya mencionada falta de verosimilitud ambiental. La parte final de la película se desarrolla en un campo de batalla urbano que parece apuntar a la generalización del horror de Conrad, como si Kubrick situase anecdóticamente la situación en Vietnam para dar credibilidad a su obra, pero al mismo tiempo intentase trascender de la realidad puntual para hablarnos de la guerra en general. Esto queda reforzado por la puesta en escena del rodaje de un documental en el campo de batalla. Una de las escenas más memorables de la película es un plano secuencia en un travelling lateral que muestra la línea de fuego mientras está siendo filmada por un equipo de rodaje, este filmar a quien está filmando confirma la acción de estar realizando una película, como avisando de la irrealidad de lo que vemos en contraste con lo que el documental mostrará después lejos del campo de batalla y reforzado por las entrevistas que realiza a los protagonistas en la que estos se muestran torpes, tópicos y anodinos. Poco después, en un montaje similar a las entrevistas, la cámara adopta el punto de vista del teniente muerto en acción y allí, más sinceros que ante las cámaras del documental, los protagonistas exponen sus verdaderas opiniones. Realidad y ficción, el poder manipulador de la imagen y como la cámara transforma la realidad.
Es Full Metal Jacket una denuncia de cómo se disuelve la personalidad del individuo en la masa y también una reflexión sobre el propio hecho de rodar.
¿Cuál es fundamentalmente la diferencia entre las dos películas? Mientras que Coppola buscó la verosimilitud total de su puesta en escena trasladando todo el equipo de rodaje hasta Filipinas donde se encontraron unas condiciones ambientales similares a las de Vietnam (lo cual casi le cuesta la salud a muchos actores y la hacienda al director), Kubrick decidió rodar su película entre la isla de Parris en Estados Unidos y varias localizaciones de Inglaterra. No hay pues intento de verisimilitud ambiental en Full Metal Jacket ya que lo que pretende su director es un descenso a los infiernos individual (como Apocalypse now era un ascenso a través del río al infierno y un descenso en la condición humana) mostrar la degradación de la persona, despojándole de toda singularidad para que así pueda convertirse en un engranaje más de la máquina de matar que avanza impertérrita entonando su grito de guerra (M-I-C-K-E-Y M-O-U-S-E)
Es fácil para los personajes del film distinguir a los que forman parte de esa implacable máquina:
You know he's never been in the shit,' cause he ain't got the stare.
The stare?
The thousand-yard stare. A marine gets it after he's been in the shit for too long. It's like ... it's like you've really seen beyond. I got it. All field marines got it. And you'll have it too.
La mirada de las mil yardas, una mirada especial, fija y perdida en el vacío, una mirada que despersonaliza, casi inhumana, es la característica de todos aquellos que han estado en “the shit” y han vuelto. “Mejor tu que yo” dice Animal Mother ante el cuerpo sin vida del Teniente. Sobrevivir y hacerlo en grupo, parece concluir la película, perdiendo en el camino todo aquello que nos identifica y nos significa como seres humanos. No hay juicio moral en la película de Kubrick, lo que en ocasiones provoca lecturas distintas en los espectadores que van de la risa al espanto, como ocurría en A Clockwork Orange. Al menos el juicio no es explícito. No se critica ni se justifica la conducta del sargento instructor encaminada precisamente a esa despersonalización de los soldados y su muerte puede ser entendida como un error del sistema disciplinario o cierta justicia poética. Joker puede ser un cínico o alguien que intenta preservar a toda costa su individualidad. Tanto él como Leonard sentado en la taza del retrete tendrán finalmente la “mirada de las mil yardas” Parece inevitable el destino del ser humano sea cual sea su origen, ser absorbido por la máquina (sea militar o social)
“The stare” es una constante en las películas de Kubrick: Es la mirada de Bowman al viajar al interior del monolito y, tal vez, la algorítmica mirada de HAL; es la mirada de Jack Torrance sobre la maqueta del hotel Overlook; es la mirada de Alex de Large mientras su voz se dirige al espectador; es la mirada de Lady Lyndon firmando la separación de su marido; es, en definitiva, la mirada de Joker ante la francotiradora vietnamita.
Es una mirada interior, perdida en la distancia que el espectador debe forzosamente interpretar, que le obliga a traspasar la pantalla y a colocarse en el lugar del personaje, que convierte la pantalla en una ventana desde donde el personaje contempla al espectador.
Esa deslocalización del espectador está aumentada en Full Metal Jacket con esa ya mencionada falta de verosimilitud ambiental. La parte final de la película se desarrolla en un campo de batalla urbano que parece apuntar a la generalización del horror de Conrad, como si Kubrick situase anecdóticamente la situación en Vietnam para dar credibilidad a su obra, pero al mismo tiempo intentase trascender de la realidad puntual para hablarnos de la guerra en general. Esto queda reforzado por la puesta en escena del rodaje de un documental en el campo de batalla. Una de las escenas más memorables de la película es un plano secuencia en un travelling lateral que muestra la línea de fuego mientras está siendo filmada por un equipo de rodaje, este filmar a quien está filmando confirma la acción de estar realizando una película, como avisando de la irrealidad de lo que vemos en contraste con lo que el documental mostrará después lejos del campo de batalla y reforzado por las entrevistas que realiza a los protagonistas en la que estos se muestran torpes, tópicos y anodinos. Poco después, en un montaje similar a las entrevistas, la cámara adopta el punto de vista del teniente muerto en acción y allí, más sinceros que ante las cámaras del documental, los protagonistas exponen sus verdaderas opiniones. Realidad y ficción, el poder manipulador de la imagen y como la cámara transforma la realidad.
Es Full Metal Jacket una denuncia de cómo se disuelve la personalidad del individuo en la masa y también una reflexión sobre el propio hecho de rodar.
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