Con más razón que un santo Settembrini nos ha dejado sus reflexiones en torno a la necrofilia literaria.
Así que espero que me permita que me una a él y confirme que si lo del hijo de Nabokov es patético por la avidez monetaria que manifiesta su acto, lo de Babelia es, hasta cierto punto, incomprensible: ¡Dejemos de joder ya con la vida de los escritores y leamos sus obras!
Visitad La nave del loco, el artículo de Sett debería ser la lectura recomendada de la semana si en El lamento se estilasen ese tipo de cosas: