23/7/12

Fascinación, de Don DeLillo

Los siguientes títulos están seleccionados a modo representativo de lo que se escribía y publicaba en España en 1978. Los datos están sacados de Lecturalia, Libros publicados en España en 1978:

Cien mil kilómetros tras los ovnis de J. J. Benítez, El disputado voto del señor Cayo de Miguel Delibes, La muchacha de las bragas de oro de Juan Marsé, Cantata solea de Ramón Buenaventura, Cuatro mujeres de Federica Montseny, Cuentos completos de Ana María Matute, los de Carmen Martín Gaite, Muerte a los curas de José Luis Martín Vigil, Panfleto contra el Todo de Fernando Savater, La gran guerra de doña Toda de Ramiro Pinilla, Radicalidades de Pere Gimferrer, Ramón y las vanguardias de Francisco Umbral, Usuras y figuraciones de Carlos Barral, Versos prohibidos de Rosa Chacel...

Por otra parte están los nombres de Bernhard, Cortazar, Ellroy, King, Irving, Schmidt, Perec, Fuentes, Walser…

A título orientativo también, la lista de los ganadores del National Book Award, desde 1950, hasta 1977: Nelson Algren, William Faulkner, James Jones, Ralph Ellison, Saul Bellow, William Faulkner, John O'Hara, Wright Morris, John Cheever, Bernard Malamud, Philip Roth, Conrad Richter, Walker Percy, J. F. Powers, John Updike, Saul Bellow, Katherine Anne Porter, Bernard Malamud, Thornton Wilder, Jerzy Kosinski, Joyce Carol Oates, Saul Bellow, Flannery O'Connor, John Barth, John Edward Williams, Thomas Pynchon, Isaac Bashevis Singer, Robert Stone, Thomas Williams, William Gaddis, Wallace Stegner …

Esta es la tradición literaria en la que DeLillo publicó su novela Running Dog.

Nota: ¿Por qué el título original, Running Dog, ha sido sustituido por el de Fascinación por Seix Barral y por qué no figura en los créditos el título inglés de la novela de DeLillo? ¿No entienden que DeLillo es consciente de la influencia de Dog Soldiers en su novela para incluir incluso el término “dog” en el título?
Fin de la nota.

Los títulos y los autores no están seleccionados para desprestigiar ni menospreciar a los de aquí, . Es más bien para hacernos una composición de lugar, para colocar en su tiempo y en su contexto una novela que se tradujo en 1997 por Gian Castelli, y ha tardado 34 años en publicarse.
Tal vez no sea una gran novela de DeLillo comparándola con sus grandes novelas posteriores. Pero es una obra interesante en su concepción fragmentaria y de desestructuración de los géneros. Una novela negra, de espías, con personajes con secuelas traumáticas de la guerra, en un ámbito de conspiración, con empresas desgajadas del gobierno como motor del mal.
Mezcla sabiamente Dog soldiers, de Stone, con Vineland, de Pynchon, añade el MacGuffin de una película pornográfica protagonizada por Hitler, y tendrás Running Dog de DeLillo.

Es decir, de una tradición literaria diversa, en la que tiene tanto peso la narrativa convencional como aquella que busca experimentar con el lenguaje y la estructura, pueden surgir novelas modestas pero interesantes como ésta de DeLillo.
Pero nosotros parece que vamos todavía 40 años retrasados, sin contar que debemos sumar los 40 años de retraso impuesto por la dictadura franquista. No tenemos tradición narrativa y la poca que hay debe abrirse paso a empujones en un mundillo de una cerrazón desconsoladora. Eso sin contar con el corporativismo y la división mediática, que OBLIGA a alinearse y a situarse en un bando.
La política en este país es como el fútbol. No importa si tu equipo lo hace bien o mal (si es que hubiese una cultura que permitiese a cada individuo objetivizar lo que hace cada “equipo”) porque lo que importa es que los otros (lo hagan bien o mal) son peores, son el enemigo. Esa es la verdadera herencia de este país, su división en bandos. Una división que se extiende a todos los ámbitos de la sociedad y, por extensión, de la cultura. No hay objetividad ni crítica razonada. Lo que cuenta es tu pertenencia a un bando.
Y lo que es mucho peor en este criterio generalizado, tu falta de pertenencia a uno de los dos bandos te convierte en nadie.
Salvo contadas y destacables excepciones.

Señoras y señores, así no vamos a ninguna parte. En estas condiciones nunca escribiremos una novela como Running dog, respetuosa y consciente de la tradición, pero que sabe mirar hacia el futuro.
Nuestra narrativa está anclada en el pasado, doblemente anquilosada por la tradición y la imposición, contemplándose continuamente el ombligo sin ver más allá de sus narices. Y no saldremos de aquí, mucho menos ahora que se avecinan 40 años de posguerra económica.
Peor para nosotros.

3 comentarios:

cgamez dijo...

Tienes más razón que un santo en eso de los bandos. España es un país de guerras civiles, como en el dibujo de Goya.

Por cierto, me parece fascinante la labor del traductor al español de DeLillo, un tipo del que lo desconozco todo, que traduce para editoriales minoritarias, y sin embargo, es uno de los mejores traductores que he leído.

Un cordial saludo.

El missatger dijo...

Paradójicamente has escrito una entrada plenamente insertada en la tradición literaria española desde como mínimo el siglo XVIII.
¿Con la posguerra económica vuelve también la Generación del 98?
Salut!

Anónimo dijo...

Es grotesco que a estas alturas todavia haya gente que culpe al franquismo de la falta de talento actual. La culpa es del chachachá, o de los Reyes catolicos o de Felipe el hermoso o de Viriato o Séneca o de los imperialistas romanos..Por cierto, las mejores novelas del siglo XX español se escribieron en plena dictadura. Cela, Torrente, Umbral, Juan Marsé,... Naaaaa, no dejes que la realidad te arruine un jodido tópico o te haga pensar un poco..Viva la jodienda de lo politicamente correcto. Que piensen los otros, como diria Unamuno