15/12/08

Y el asno vio al ángel, de Nick Cave

Todo parte de una parábola que se encuentra en Números 22:
23 Y el asno vio al ángel de Jehová, que estaba en el camino con su espada desnuda en su mano; y se apartó el asno del camino, e iba por el campo. Entonces azotó Balaam al asno para hacerle volver al camino. 24 Pero el ángel de Jehová se puso en una senda de viñas que tenía pared a un lado y pared al otro. 25 Y viendo el asno al ángel de Jehová, se pegó a la pared, y apretó contra la pared el pie de Balaam; y él volvió a azotarle. 26 Y el ángel de Jehová pasó más allá, y se puso en una angostura donde no había camino para apartarse ni a derecha ni a izquierda. 27 Y viendo el asno al ángel de Jehová, se echó debajo de Balaam; y Balaam se enojó y azotó al asno con un palo. 28 Entonces Jehová abrió la boca al asno, el cual dijo a Balaam: ¿Qué te he hecho, que me has azotado estas tres veces? 29 Y Balaam respondió al asno: Porque te has burlado de mí. !!Ojalá tuviera espada en mi mano, que ahora te mataría! 30 Y el asno dijo a Balaam: ¿No soy yo tu asno? Sobre mí has cabalgado desde que tú me tienes hasta este día; ¿he acostumbrado hacerlo así contigo? Y él respondió: No. 31 Entonces Jehová abrió los ojos de Balaam, y vio al ángel de Jehová que estaba en el camino, y tenía su espada desnuda en su mano. Y Balaam hizo reverencia, y se inclinó sobre su rostro. 32 Y el ángel de Jehová le dijo: ¿Por qué has azotado tu asno estas tres veces? He aquí yo he salido para resistirte, porque tu camino es perverso delante de mí. 33 El asno me ha visto, y se ha apartado luego de delante de mí estas tres veces; y si de mí no se hubiera apartado, yo también ahora te mataría a ti, y a el dejaría vivo. 34 Entonces Balaam dijo al ángel de Jehová: He pecado, porque no sabía que tú te ponías delante de mí en el camino; mas ahora, si te parece mal, yo me volveré. 35 Y el ángel de Jehová dijo a Balaam: Ve con esos hombres; pero la palabra que yo te diga, esa hablarás. Así Balaam fue con los príncipes de Balac.

Todo estriba en la capacidad de ver lo que otros no pueden ver. Esos son llamados iluminados, como lo es Euchrid Eucrow agonizando en el pantano que poco a poco va tragándoselo:

Tres grasientos hermanos cuervos giran, picos arriba, cortando una circunferencia en el cielo magullado y revuelto, trazando órbitas rápidas y oscuras a través de las espesas hinchazones de humo.
Durante mucho tiempo la tapadera del valle estuvo clara y azul, pero, ahora, por Dios que ruge. Desde donde estoy tumbado las nubes parecen prehistóricas y vomitan enormes bestias sin rostro que se enroscan y mueren así, sin más, allá arriba.
Y los cuervos: siguen aleteando, siguen girando, sólo que ahora más cerca...más cerca...más cerca de mí.
Estos astutos cuervuchos son pájaros de muerte. Me han estado haciendo sombra toda la vida. Sólo ahora puedo cobrarlos. Con los ojos.
Casi me parece haber podido recordar cómo se duerme en este círculo de barro, suave, cálido, porque mis ritmos se transforman. Sí, se transforman.
Me chupan las encías de esta tumba sin dientes, y me voy yendo, dentro de este pantano, de este pozo; aunque tengo miedo de que se me moje la mano de matar. En verdad que, según estoy hablando, los dos cuervos me han divisado los ojos: como un par de dados trucados, girando y esperando, mientras el humo rueda y se enrosca y muere allá arriba, mientras observo que ahora se hace más oscuro y no he pasado aún de un cuarto -siempre hacia abajo- o casi, y sigo.

Euchrid es un iluminado, pero también es un hombre muerto. El relato de Cave oscila entre el narrador desquiciado (un relato lleno de ruido y furia) y un narrador omnisciente (en cierta manera tan desquiciado en su estilo narrativo como Euchrid) que cuenta todo aquello que “el asno”, el iluminado, no puede ver.



El asno vio al ángel. Recurramos al tópico ya que el título se puede interpretar maliciosamente. Nick Cave es, a fin de cuentas, un músico. Se podría decir, despectivamente, que el “asno” vio al ángel e iluminado escribió una excelente novela.
Parece que no podemos desligar lo grotesco de la música pop y rock e incluso folk. Nos es difícil distinguir a un cantautor de un músico de rock, las fronteras entre géneros está cada vez más diluida, (aunque me pregunto para qué querríamos diferenciarlos cuando lo importante es disfrutarlos) Nick Cave no rechaza lo grotesco en su puesta en escena ni en las letras de sus canciones. Sus tiernas baladas están llenas de crímenes y asesinatos y perversiones. Debemos rendirnos ante la evidencia, Nick Cave es un poeta. Sucio y perverso, sí, pero poeta.

Lo de haber nacido mudo, junto a un hermano muerto, dentro de un charco de aguardiente de peladuras, en los asientos traseros de un trozo de chatarra quemada, sobre la cumbre de una colina de basura… todo eso no fue más que la primera baza, una mera insinuación de lo que me tenía reservado el destino. Lo que tal vez yo no supiese, pero sí mi hermano, es que éramos dos enanos sin suerte. El uno mudo y el otro medio muerto, ambos el miserable producto de unas entrañas miserables de mierda, dos feos golfillos arrojados de su vientre putrefacto a un mundo malvado de verdad, un mundo demasiado cruel para unos enanos tan mal engendrados como nosotros.

A todo esto debemos añadir que Nick Cave ha escrito guiones para tres películas Ghosts... of the Civil Dead (1988), una película de ambiente carcelario no estrenada y, al parecer, difícil de encontrar; la más que correcta The Proposition (2005), protagonizada por Guy Pearce, y Death of a Ladies' Man (2009) actualmente en pre-producción.
Justamente el ambiente sucio que se muestra en
The Proposition, junto con la crudeza de las letras de Murder Ballads definirían lo que es Y el asno vio al ángel.

Y Cave consigue derribar los tópicos.
Y el asno vio al ángel es una excelente novela. Una rareza literaria que tiene la virtud de mostrarnos al monstruo en primera persona, no de una forma analítica o moral. Lo muestra tal y como es, muriendo ahogado en el pantano, relatando su vida desde su cercano final, sin culpa ni arrepentimiento, en toda su crudeza. Cave nos pone dentro de la cabeza de uno de los personajes de La matanza de Texas o de Las colinas tienen ojos, un engendro endogámico deforme y amoral pero cuya narración es perfectamente coherente. Una novela llena de “ruido y furia” sí, llena de destrucción, mesianismo y orgánica putrefacción, también, pero perfecta en su construcción y su estructura.

Los textos de
Y el asno vio al ángel de la traducción de Javier Franco Aixela para Pre-Textos

Para saber más:

Adaptando a Nick Cave & The Bad Seeds

6 comentarios:

El Buscador de Miradas dijo...

Si es una novela llena de "ruido y furia" no puedo perdérmela. Hay una por ahí con ese título que es mi favorita. ;)
El párrafo que has puesto del nacimiento me ha parecido demoledor. La novela promete.

JD Victoria dijo...

Antecedente del ruido y la furia del siglo XX, hago de su conocimiento la disponibilidad a través de la web de mi versión del primer capítulo de Finnegans Wake. Algunos avances están publicados en un blog:

http://esteladefinnegan.blogspot.com/

Sí usted lo desea, puedo enviarle por mail la versión completa, que incluye 1042 notas de referencias utilizadas.

Para cualquier retroalimentación, estoy a sus órdenes en:

jdvictoriamx@gmail.com

"Por una región menos ocultamente furibunda y más públicamente neoculterana."

condonumbilical dijo...

Tiene un nombre poco fotogénico, no me inspira confianza. Lo he buscado en internet y pone que es famoso por su grupo de música...

Portnoy dijo...

Buscador, que quede claro que no es Faulkner.
:-)
Gracias JD, seguimos en contacto.
Condonumbilical (joder, cámbiate el nick) de eso se trata, eso es lo que he intentado explicar.
Un saludo y gracias por vuestros comentarios.

Esther Cabrales dijo...

Supongo que resulta más fácil aceptar esta novela si partimos de las peculiaridades de Cave. Es un tipo difícil. Un loco genial. Pero difícil y desquiciante. Con un mundo interior muy oscuro y sangriento. Supongo que así será su novela.

Portnoy dijo...

No podías describir mejor al autor y a la novela.
Un saludo, Esther y gracias por tu comentario