1/11/06

Putas asesinas II: Gómez Palacio, de Roberto Bolaño

Una de las técnicas narrativas frecuentes en Bolaño consiste en la realidad ficcionada a través de un relato autobiográfico en el que el autor juega a emplear su realidad vivida como fuente literaria. Cuánto hay de realidad en este tipo de relatos es algo irrelevante, como mucho puedo admitir que puede resultar curioso conocer el origen de la inspiración de los relatos, pero nada más:

"Fui a Gómez Palacio en una de las peores épocas de mi vida. Tenía veintitrés años y sabía que mis días en México estaban contados."


El inicio ya presagia que Gómez Palacio es un relato emocional. Como en muchos relatos de Bolaño no es tan importante lo que se cuenta (aunque también lo es) como las sensaciones que se desprenden de la lectura. Y aunque hemos convenido no referirnos a otras obras de Bolaño, mantenernos en lo que cada relato nos ofrece, no podemos dejar de apuntar que el desierto del norte de México, como en Los detectives salvajes y en 2666, es también en Gómez Palacio un territorio literario en el que los personajes de Bolaño luchan contra una atmósfera de tristeza irrespirable, de desamparo y soledad:

"Todo aquello no tenía sentido, pensaba, pero en el fondo sabía que tenía sentido y ese sentido era el que me desgarraba, para utilizar una expresión un tanto exagerada que yo, sin embargo, no consideraba exagerada. Tal vez confundía entonces sentido con necesidad. Tal vez sólo estaba nervioso."

“Tal vez”... esa imprecisión es clave también en un relato en el que las cosas son y no son, como si el narrador bucease en un espeso marasmo de recuerdos gelatinosos:

“Cuando salimos, la directora me estaba esperando junto a dos tipos que resultaron ser funcionarios del estado de Durango. No sé por qué, pensé que eran policías y que habían ido a detenerme”

“Le menté la madre con un gesto. Tal vez no fue sólo un gesto. Tal vez grité chinga tu madre y el conductor me vio o me oyó. Pero eso, como casi todo en esta historia, es improbable.”

“Después encendió el motor y avanzó lentamente hasta pasar junto al coche detenido unos metros más adelante. Miré por la ventanilla. El conductor en ese momento me dio la espalda y no pude verle la cara.
¿Estás segura de que era tu marido?, le pregunté cuando el coche ya se perdía otra vez en dirección a los cerros. No, dijo la directora, y se echó a reír. Creo que no era.”

No hay en el relato nada preciso, salvo el fenómeno óptico que la directora enseña al narrador, sobre el cual, quizás, es mejor no indagar, para que no aflore su prosaico origen. Porque también hay en el relato una reflexión sobre la escritura, sobre el acto de escribir, sobre la poesía y la pretenciosidad de los poetas, y es posible que ese acontecimiento destacable que cierra el relato, el rayo verde, sea una especie de alegoría sobre la desesperación del artista y su condena a extraer belleza de lo vulgar. Esa teoría se desarrolla en una especie de flashback que interrumpe la narración lineal y se encuadra entre dos “es mi mejor amiga”, donde relata una puntual experiencia con los alumnos del taller en el que sale a relucir el origen del deseo de escribir. “Pero yo ya no estaba seguro de nada” dice el narrador, ni sobre la poesía ni sobre la vida.
No sé, tal vez elucubro. Lo importante en Gómez Palacio es el desierto, la luz del sol y “un cielo que se asemejaba a un alud de piedras”

Tal vez por eso, por el desierto que crece a ambos lados de la carretera, el relato de Bolaño me ha recordado alguna película de Lynch. Por el silencio. El espacio abierto. El sol. La inmovilidad.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo contigo, Portnoy, en que una de las técnicas narrativas frecuentes en Bolaño consiste en la realidad ficcionada a través de un relato autobiográfico en el que el autor juega a emplear su realidad vivida como fuente literaria. En este relato nos volvemos a encontrar con un narrador en primera persona, con algunos rasgos que podríamos identificar con el autor, un narrador hastiado, frustrado, neurótico, dubitativo, en busca de su propio yo:

“Pensaba en el desastre que era mi vida”.

"Todo aquello no tenía sentido, pensaba, pero en el fondo sabía que tenía sentido y ese sentido era el que me desgarraba...".


Lo que más me gustó de este cuento fue la analepsis, ese flash back que interrumpe la conversación de la directora del taller literario con el narrador; el protagonista recuerda un charla con sus alumnos acerca del porqué se escribe poesía, él contesta que por azar, su alumno (obrero en una fábrica de jabones) porque le ayuda a sentirse libre: “La poesía me hace más libre”.

Tal vez, Portnoy, tengas razón y ese rayo verde sea una especie de alegoría sobre la desesperación del artista, la desesperación de todos los seres humanos, generalizaría yo, condenados a conformarnos con los sueños o los milagros, “que son, a fin de cuentas, la misma cosa”.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Portonoy, me han gustado mucho tus reflexiones sobre “Gómez Palacio”. En efecto, el cuento se construye desde una bruma, muy típica de Bolaño, que envuelve al lector provocándole inquietud y desasosiego. Se dibuja una realidad sin contornos en la que parece que todo es posible. De vez cuando, Bolaño deja algún trazo preciso, alguna imagen que se queda en nuestra retina pasando a cámara lenta.

“Sobre un fondo blanco alcancé a leer en grandes letras azules: CARNES DE LA VIUDA PADILLA”. Venía de Monterrey y el conductor nos miró con un interés que me pareció desmedido”

Acto seguido, todo vuelve a desenfocarse un poco, y uno siente una mezcla de aturdimiento, y ve de nuevo el parpadeo de las luces que envuelven el cuento.

Saludos.

Lucas.

Portnoy dijo...

Lo del camión también me llamó la atención, no por ser un detalle hiperrealista sino por esa mirada, ese "interés desmedido". Tal vez en el desierto lo relevante ocurra al borde de la carretera, en los límites.
Lo que remarcas al final, Fuca, es también muy importante en la atmósfera del relato en el que la realidad es opresiva y los sueños o los milagros (la misma cosa) destellos inaprensibles.
¿Qué deberemos hacer los malos lectores de poesía entonces?
Gracias por vuestros comentarios.

Natalia Book dijo...

Me guta lo que dice el usuario anónimo sobre "Esa realidad sin contornos". Y en medio de esas brumas yo ma quedo con otra imagen: "Todavia tengo el pelo largo, soy flaco, llevo una chaqueta de mezclilla y unas gafas deamsiado grandes, unas gafas asquerosas". Es curioso que en medio de tantas imágenes difuminadas, una de las más claras sea la que Bolaño tiene de sí mismo en un espejo retrovisor. Y eso a pesar de que ya no era de día y habían encendido las luces del coche.
Por otra parte uno de los aspectos que me han gustado de ese relato es su capacidaz evocadora. Lo importante son las hitorias que no cuenta. A través de este relato Bolaño me ha hecho crear mis propias hitorias sobre la vida de la directora (de la que ni siquiera sabemos su nombre)y su relación con la cantante, sobre la miserable vida que lleva y de la que no logra escapar. Y también ha puesto su dosis de suspense al hacerme pensar qué hubiera pasado si el conductor del otro coche se hubiera bajado y hubiera sido el marido de la directora.
Casi nada para 10 páginas.
Saludos

Mazo dijo...

Como lo dije en el comentario sobre El Ojo Silva, llegué tarde y aqupí reitero mi posición que deje de útlimo comentario a ese post, el relato se da en primera persona porque es un relato del trauma. Una de las formas con las que la unión entre narrativa y psicología intentan ganar el duelo ante el dolor y la violencia es a través del testimonio. El testimonio, como narración, permite sacar a flote la violencia y exteriorizarla, sacarlo de tu ser, como contarle a un amigo las penas. En esos episodios, como en el cuento 'El ojo silva', tla vez lo más claro sean las descripciones de lapropia pesona y la historia que se cuenta, poco a poco, tiende a lo irreal, es el momento en que la ficción llega a limpiar y exteriorizar la violencia, de esa forma los acontecimientos de horro (como el horror cotidiano en Raymond Carver) le ocurre a la historia y libera a su autor. tal vez a eso se refiera la escritura para desesperados de Bolaño, esa escritura para desesperados que también tiene un espacio en 'los detecives salvajes' en una de las historias de Joaquín Font, y que parece algo escrito para la discusión que se dio sobre Nocturno de Chile como un libro de lectores escogidos:

"...los lectores desesperados son como las minas de oro de California. ¡Más temprano que tarde se acaban! ¿Por qué? ¡Resulta evidente! No se puede vivir desesperado toda una vida, el cuerpo termina doblegándose, el dolor termina haciéndose insoportable, la lucidez se escapa en grandes chorros fríos..."

Anónimo dijo...

El breve párrafo inicial "Fui a Gómez Palacio en una de las peores épocas de mi vida. Tenía veintitrés años y sabía que mis días en México estaban contados." fija el contexto en el que se desarrollará el relato, y lo que se cuenta en él queda condicionado por ese primer párrafo. La depresión en la que se haya sumido el personaje y la certeza de que se trata de una estación de paso, hacen que todo lo que allí ve le resulte insoportable: "una ciudad con un nombre horrible", "un motel espantoso en medio de una carretera que no llevaba a ninguna parte", "un edificio de dos plantas sin ningún atractivo", "un jardín deshecho o a medio rehacer por el que pululaban como zombis los adolescentes".
Lo que más me ha gustado del relato son las historias paralelas que se desprenden de él, las que se intuyen pero no se explican, la de la directora y la relación con su amiga y su marido, y sobre todo la del personaje principal, del que sabemos muy poco, que nos cuenta un episodio intrascendente de su vida y nos omite la historia principal, la que le lleva a una de las peores épocas de su vida y la que hace que sus días en México estén contados.
Un relato, en mi opinión, bastante inferior al primero. Supongo que abrir el libro con un relato potente sea una buena invitación para el lector, pero mantener el nivel ya es otra historia.

Anónimo dijo...

Vaya, con ese careto, a ver quién le lleva la contraria "al mazo". Acojona...

Portnoy dijo...

Bueno, Natalia, queda por aclarar la identidad del narrador, que es a lo que me refería cuando hablaba de "realidad ficcionada"... ¿es ciertamente Bolaño el narrador? Aunque el componente básico del relato podamos suponer que tiene cierto paralelismo con la vida del autor, lo que permanece escrito, el material literario, no tiene nada que ver con la realidad. Cierto, podemos ver una descripción del aspecto de Bolaño en el reflejo del retrovisor visto de pasada. Pero ¿podemos deducir que "realmente" se trata de Bolaño?
Prefiero, a pesar de ese componente autobiográfico que suponemos que tiene Gómez Palacio, restringirme a lo que el texto ofrece: un narrador que no necesariamente es Bolaño.
De todas formas lo que dices, y en lo que coincide Valdecuélabre, sobre los relatos suspendidos e inconclusos es interesante. Supongo que esa falta de concreción en las historias que se entrecruzan aumentan la sensación de "tiempo suspendido" que la historia desprende.
Buena cita, Mazo... nunca es tarde, si la dicha es buena. Supongo que tendremos más tiempo para discutir trauma y testimonio, parece interesante.
Muchas gracias por vuestros comentarios.

Natalia Book dijo...

Portnoy, tienes razón. En el texto nunca se dice que es Bolaño el protagonista, sólo se insinua por la descripción del retrovisor. Si el relato fuera una película, lo veríamos. ¿O quizás estemos ante una técnica cinematográfica? No, quizás sea una tonteria.
De todas formas, me gustaría hacer una pregunta. ¿Los relatos de este libro, son una recopilación o están hechos para el libro? ¿Se escribieron todos en la misma época?
Me gustaría saber si el libro es una simple recolección de relatos o Bolaño los pensó todos para un libro, con una unidad y, por tanto, con un orden. Como las canciones de un LP.
Saludos

Anónimo dijo...

Hola a todos. Saludos desde Mexico (disculpen pero la tecla de las tildes y no sirve en mi ordenador). A mi tambien me llamo la atencion el cuento de Bolaño por las razones que han mencionado. Agrego un dato al elenco> en el cuento pareciera que la voz narrativa se "cuartea" o divide en varias resonancias que se pierden, de tal suerte que apenas se detallan algunos rasgos del entorno. El efecto logrado no es baladi> Gomez Palacio, junto con Torreon y Lerdo forman una ciudad, pero las tres se las considera como distintas comunidades porque las separan grandes peñascos y demas accidentes que conforman la orografia del norte de Mexico (Por cierto, en medio del desierto, cerca de Gomez Palacio, se encuentra el segundo cristo mas grande de America, despues del de El Corcovado, en Rio de Janeiro).
Creo que el cuento mas que describir genera la sensacion de vivir o estar en Gomez Palacio, rodeado de un circo de monatañas, cerca y lejos de todo. La aprte del camion proveniente de Monterrey tambien me gusto. el hiperrealismo lo atribuyo porque el ambiente en el desierto es como una gigantesca lupa que todo lo agranda y embrutece.
Por cierto, mucho se ha dicho que 2666 se basa en los asesinatos de Ciudad Juarez, lo cual es cierto, pero geograficamente puedo decir con certeza que Santa Teresa "se ubica" donde se encuentra la ciudad de Nogales, pues ambas estan en la fronterza con Arizona, mientras que Juarez es limitrofe con Texas. lo intersante de Nogales, en realidad es una ciudad ubicada en dos paises y una avenida hace las veces de frontera. la acera del lado gringo es lujosa, con centros comerciales y restaurantes; la acera del lado mexicano esta atestada de limosneros y talleres de reparacion de autos.

Anónimo dijo...

jajaja si que me han hecho reir en verdad sus comentarios, io sin conocer a bolaño y tampoco su obra puedo decirles q efectivamente existe gomez palacio...en durango..y q lo califique de desierto no es en relacion a metafora o como es q el se sienta, es pke en verdad es una lugar semidesertico, rodeado de cerros, si exisitia una jabonera, es en donde se llevo a cabo el final del teleton mas reciente, y io creo que sus relatos son simplemente recuerdos q el pinta como literatura o q uds asi quieren ver...otra cosa si bien el clima de gomezparrancho si es odioso, es un lugar con buena industria, no me extrañaria q bolaño mencione el espantoso olor de la leche quemada en sus relatos, o la estrella en el cerro, o el horrible color naranja q tenia el puente q me separa de gomez x esos años, ahora es plateado XD

Anónimo dijo...

Hola a todos, creo que queda claro que el desencanto de la posmodernidad y la soledad están anclados en los relatos de Bolaño, también la reflexión sobre el camino de la literatura se encuentra ahí, en ese desierto de los detectives o en Gomez Palacio otro lugar desertico (como en la Luvina rulfiana.
Les agradezco a todos sus comentarios que están buenísimos y he aprendido bastante de ellos, y ahora sigo en mis reflexiones sobre Bolaño.

e. r. dijo...

Hola, portnoy
quiero decirte ante todo que me encantan tus reflexiones hechas así, una entrada para cada relato, sobre los cuentos de bolaño.
una cosa sí te diría. en un cuento donde lo más importante parece ser la elípsis y la difusión, hay sí un recuerdo claro. y esto es la época del narrador, su aspecto, su yo en ese entonces, tristeza, sus sensaciones, no recuerdo qué más. el hecho es que este es un relato fundado sobre un narrador y para ubicarlo utiliza una historia que no tiene nada de especial, y bolaño no la violenta creándole un ambiente fantástico o algo por el estilo, y en esto veo una pericia muy superior al anterior relato, el ojo silva, en que sí fuerza concesiones para ambientar.
la vieja cita, el cuento trata sobre un crimen y la novela sobre un criminal, queda obsoleta en un relato como este. pues aquí trata sobre un criminal, con el crimen difuso de haber estado en un sitio, de un estado de ánimo particular, en una época.
me encanta tu blog.
saludos