28/9/06

Kaidan, de Masaki Kobayasi

Kaidan, de Masaki Kobayasi, estrenada en España como El más allá, ha sido calificada en ocasiones de ser una película destinada a satisfacer el gusto estético occidental.
Carlos Aguilar en su libro Cine fantástico y de terror japonés. 1899-2001 (2001; Carlos Aguilar, Daniel Aguilar y Toshiyuki Shigeta. Ed. Semana de Cine Fantástico de San Sebastián) opina en ese sentido, argumentando que Kobayasi realiza un ejercicio intelectual demasiado artificial. Aguilar considera que, al menos en lo que respecta al cine fantástico del que se ocupa, Kaidan no merece excesiva admiración.



Lo cierto es que es difícil analizar objetivamente las intenciones de Kobayasi ya que la extrañeza que todavía provoca en el espectador occidental el cine japonés, esa cualidad de “otredad” que no se desvanece ni en las más recientes producciones, impide esa evaluación a quien no esté familiarizado con las manifestaciones artísticas de la cultura japonesa.



Por eso queda la duda.



¿Podría ser Kaidan al Japón lo que una adaptación de Cármen de Merimée para nosotros? Las canciones de Hoichi, las vestimentas de los espectros que le escuchan, los templos y las historias, ¿serían el equivalente español de faralaes, peinetas, bandoleros e invasores franceses y mujeres derrochando pasión? ¿Nos sentimos a gusto en general con la visión tópica que se tiene de nuestros países en el resto del mundo?








No sé hasta que punto Kaidan es así, y no sé hasta que punto puede ser interesante que lo sea o no. No solemos exigir a las obras artísticas que reflejen la realidad social o cultural de una época o país.
Kaidan debe ser analizada como lo que es, una película con una intensa carga pictórica, en la que las historias contadas en ella, respetuosas con la tradición narrativa o fruto de la visión occidental de esa tradición, son vehículos para sobre los cuales Kobayasi realiza un experimento iconográfico.



Lafcadio Hearn, el escritor en cuyos cuentos se basan las historias de Kaidan tuvo una vida fascinante, como puede leerse en su biografía de la Wikipedia extractada del Bompiani. Que los textos de un extranjero sirvan de base para la realización de la película de Kobayasi, puede ser un buen argumento para quienes quieran demostrar que Kaidan es una película complaciente con el gusto occidental. Quizás la única conclusión a la que se podría llegar es que en la película de Kobayasi se citan todos los elementos para fusionar la cinematografía japonesa y la occidental.
De todas formas quienes hayan visto la película y recuerden la primera historia, Pelo Negro, podrán apreciar el abismo que separa los irreconciliables campos de la literatura y el cine, y, también la distinta manera de acercarse a un mismo tema. Hay que comparar la concisión del relato de Hearn, casi una crónica periodística, con los ambientes que nos muestra Kobayasi, la penuria, la decadencia, el abandono, para conducirnos al final aterrador.



Pelo Negro


Pero hay más elementos que pueden avalar las tesis pro-occidentales de Kaidan. Por ejemplo el que las historias estén estructuradas en el típico esquema narrativo occidental, presentación-nudo-desenlace, no necesariamente presente en el cine japonés (sobre todo en lo que respecta al desenlace) Recordemos que en la historia inconclusa, En un tazón de te, Hearn recurre a un argumento metaliterario para finalizarlo.






O el estilo cinematográfico empleado por Kobayasi en el que los primeros planos y los planos medios son más abundantes de lo normal en las películas japonesas. Sin embargo, Kaidan es un ejemplo de pictografía japonesa lograda a través de los temas y el color, de planos abiertos, panorámicas de escenarios, estatismo, poco diálogo, incluso la voz en off. Bien es cierto que en algunos momentos la iconografía recuerda a Dalí a Van Gogh o a Magritte, pero el elemento oriental es abrumadoramente dominante.







¿Es una película destinada al espectador occidental?

6 comentarios:

Javier Moreno dijo...

Yo la dormí casi entera, o sea que, respondiendo a su pregunta, no, no es para el espectador occidental. :P

Anónimo dijo...

¿Por qué es una visión tópica o extranjerizante del mundo feudal japonés?, ¿puede un japonés tener una visión extranjerizante de su cultura? Es decir, aun pensando en un japonés que haga suyos patrones extranjeros para valorar su cultura, o que acoja perspectivas de otras culturas, como este surrealismo del que hablas entre otras, ¿puede desprenderse de la visión primera? Si es así, ¿dónde ocurre en “Kwaidan”? (más allá de algunos planos que, como dices, son poco frecuentes en el cine japonés).
“Carmen” la escribe un francés, pero “Kwaidan” la filma un japonés, la escribe Yôko Mizuki a partir de unos cuentos de un irlandés que los toma de Ueda Akinari (“Cuentos de lluvia y de luna”) que los toma a su vez de historias populares japonesas que tienen muchas versiones bastante parecidas.
Cuando Aguilar comenta que Kobayashi “realiza un ejercicio intelectual demasiado artificial” ¿a qué se refiere exactamente? Me sorprende porque si hay algo que defina al arte japonés de esta época es la búsqueda de la artificialidad, sin el sentido peyorativo que tiene entre nosotros. Como dice Kawabata: si el arte imita la realidad no tiene razón de existir, a no ser que él mismo se transforme en realidad, como pasa en algunos cuentos japoneses (“Carpas como soñadas”, por ejemplo, que está en el mismo libro de Ueda), lo cual es, me atrevería a decir, artificial.
Jo, perdona las preguntas, Portnoy, me has sorprendido con la primera parte de tu comentario.
Tengo la misma idea que tú sobre el estilo de Kobayashi en esta película y sobre el resultado. Me ha sorprendido esta occidentalización de la que hablas al principio porque esta película les parece muy extraña a alumnos occidentales, y tienen serios problemas para entenderla. Y sí, como dice J., para sopor-tarla.
Sobre si está destinada al espectador occidental, yo pongo en duda que, después de “Rashomon”, alguna película japonesa no lo esté.

Cosa curiosa: el último fotograma que has puesto ¿no te recuerda a alguno de “Zatoichi” de Kitano?, ¿y a alguno de “El séptimo sello” de Bergman? (sólo que con las dos columnas de los árboles).

Anónimo dijo...

Cité de memoria y cometí un error: en “Cuentos de lluvia y de luna” no vienen los cuentos de Kwaidan (sí, en cambio “Carpas como las soñadas”), aunque hay alguno que comparte más de un tema (“Bupposo” y la aparición del guerrero ante el monje) y todos comparten el mundo fantasmagórico. Me confundí con Mizoguchi y con “Cita en el día del crisantemo” que aparece en Gohatto.
Las traducciones que Hearn hizo del filólogo Akinari se pueden encontrar en “Shadowings and a Japanese Miscellany”, para quien le interese.

Cito un párrafo escrito por Hearn: “Muchos de los siguientes Kwaidan, o cuentos fantásticos, provienen de antiguos libros japoneses, tales como el Yaso-Kidan, el Bukkyo hyak kwa zensho kokon chomoshu, el Tama-sudaré y el Hyaku-monogatari; algunos de estos relatos son de origen chino, entre ellos, el notable “Sueño de Akinosuké”. Pero el narrador japonés, en cada caso supo reformarlos y transmutarlos de tal manera que parecen locales. Uno muy curioso “Yuki-Onna”, fue referido por un labrador llamado Nishitamagori, de Chofu, provincia de Musashi, y decía que era una leyenda de su comarca natal. Ignoro si está escrito en japonés, pero las creencias extraordinarias reflejadas en dicho cuento por cierto existían en el Imperio de los Hijos del Sol, y en formas diversas [...]”.

Hearn olvida citar a Akinari y a Tsuga Teisho y su “Kokon kidan hanabusa zoshi”. También se puede encontrar, más de alguno, en las antologías chinas, que es donde proviene el género como tal.
Lamento el error. Espero que esta información lo subsane (para quien estuviera interesado).
Un saludo.

Portnoy dijo...

Gracias por tus comentarios.
Resulta que el libro de Aguilar no lo tengo a mano. Lo de “realiza un ejercicio intelectual demasiado artificial” creo que es un resumen generoso por mi parte. Recuerdo que el comentario aparecía la palabra "gafapasta", así que puedes imaginarte.
La última imagen también me recuerda algo, pero no sé que... es esa sensación de conocido que no puedes precisar (de hecho toda la escena de cuando se dirigen a casa después del primer encuentro)
Tomo nota de todo lo que dices.
Estoy de acuerdo en que nada puede hacerse sin pensar en un mercado occidental después de Rashomon... ¿o sí?
:)

Anónimo dijo...

No lo conozco, pero las imágenes que presentan son estéticamente muy atractivas. No sé si me dormiría como j. o me quedaría alelada capturando cada fotograma. Un abrazo.

Portnoy dijo...

Alelada, no, Gabriela... asombrada.
;-)