27/9/06

Bolaño por sí mismo, entrevistas escogidas

El libro Bolaño por sí mismo, entrevistas escogidas, es una selección de entrevistas a Roberto Bolaño recogidas por Andrés Braithwaite, para Ediciones Universidad Diego Portales con prólogo de Juan Villoro.
Consta de dos partes. En la primera una serie de entrevistas realizadas entre 1998 y 2003 y en la segunda una especie de “Diálogo bolañiano” donde el escritor parece hablar de sí mismo a través de respuestas dadas en más de cien entrevistas a distintos medios.
Como siempre, Bolaño no deja de sorprendernos. En ocasiones debe enfrentarse a entrevistas anodinas. Preguntas del tipo ¿Dónde desearía vivir? o ¿Crees en la inspiración o en la constancia? Como las que le hacen en La Tercera o en QueLeer, merecen escuetas y estereotipadas respuestas del autor. Pero en otras entrevistas, aquellas en las que Bolaño goza de la complicidad del entrevistador, el escritor se lanza a una imparable verborrea en las que se muestra tal como es... o quizás no, quizás la entrevista sea para Bolaño un género literario, como afirma que lo debería ser la crítica. Tal vez las respuestas de Bolaño sean, también, narrativa. Tal vez vivió como escribió, o al revés, o como dice “No sé quien soy, pero sé lo que hago”
Vida y literatura:
De la entrevista al Diario El Mercurio, abril de 2003:

¿Cuándo supo que estaba enfermo?


“Hace más de diez años. Aunque en realidad me di cuenta de que estaba enfermo a los 11 o tal vez a los 10 años, en Cauquenes. Yo estaba sólo, en el patio de mi casa, y un tipo muy alto y flaco me preguntó, desde el otro lado de la barda, por una calle. Le dije que no sabía donde estaba esa calle y el tipo se alejó. Yo me asomé a la barda (era una barda no de ladrillos ni de cemento, sino de adobes hechos de barro y paja) y lo vi alejarse. Parecía un zancudo. Y entonces me di cuenta de que, de la misma forma que él se alejaba, yo también, en cierto modo, me alejaba, ambos nos alejábamos mutuamente de nuestras respectivas conciencias. Me di cuenta de que yo pensaba y que él también pensaba y que ambos pensamientos no sólo eran parte de un juego, sino que eran dos pensamientos distintos, destinados a encontrarse una sola vez en la vida y por espacio de pocos segundos. Que yo tenía mi vida y que él también tenía su vida. Y esa toma de conciencia para mí fue el primer atisbo concreto de la muerte, pese a que ya por entonces había visto a dos muertos (en dos velorios, naturalmente)”.

A veces tengo la sensación de que la invención de Morel sigue funcionando en algún lugar, en la frontera entre la realidad y la ficción. Ulises Lima perdido en Cauquenes busca a Arturo Belano... o nosotros buscamos a Bolaño y lo encontramos jugando en un patio... le preguntamos por la calle, apenas le miramos, no damos importancia al niño que juega y seguimos buscando.

27 comentarios:

pies diminutos dijo...

Increíble la reflexión del niño-Bolaño!

Anónimo dijo...

Bueno, Portnoy, la pregunta “¿dónde desearía vivir?” puede provocar terremotos (sobre todo si se van dejando atrás tantas tierras); y después del terremoto ya se sabe cómo queda la tierra. Pero sí, aquí está hecha (y otras) sin interés. Yo creo que la respuesta, confesión tremenda o anodino comentario, depende de captar a tiempo si a quien pregunta le interesa oír la respuesta. Como con cualquier pregunta.
Hay entrevistas buenísimas en este libro, sí. Tal vez fueron para él un género, sí. Lo veo ahora, al leerte, mientras pienso en aquello de las respuestas sacadas de contexto que el entrevistado no recuerda haber dado, e incluso cree imposible que puedan ser suyas. “Yo no dije eso. Y si lo dije no me acuerdo”, lo dice alguien coherente, claro.
Gracias por traerlo una vez más y besos.
La reflexión, Pies diminutos, de la mezcla india. Tristones y meditabundos, desde pequeños.

Anónimo dijo...

Interesante el libro, no lo conocía. Es verdad que Bolaño tiene algunas entrevistas buenísimas, yo vi hace tiempo una que le hicieron para la televisión chilena, donde salía con camisa hawaiana y fumando un cigarrillo detrás de otro...inolvidable. Otra muy buena es la que recoge el libro Entre paréntesis, hecha por Mónica Maristain para Playboy Méjico. Es divertida porque Bolaño cuenta ahí muchas historias, aunque no sé si verdaderas o falsas.
Saludos

Blanca

Lucas dijo...

Hola Portnoy,

Como es la primera vez que me asomo por los comentarios, lo primero decirte que tienes un blog cojonudo.
La pregunta sería: ¿cómo me puedo hacer con el libro de Bolaño? ¿Está en las librerias de España?
Para quién le interese el poeta infrarraelista, le recomiendo que vaya a www.youtube.com y busque por Roberto Bolaño. Hay dos largas entrevistas en la televisión chilena que son auténticas joyas. Como se ha mencionado antes, para concer sus opiniones sobre la literatura, también está, en anagrama, el libro "Entre paréntesis".

Sergi Bellver dijo...

Pido disculpas por la mala educación de publicar como comentario esta especie de circular, pero sólo pretendo comunicar a quienes suelo visitar que se acabaron los pesados tiempos de carga en "Alas de Albatros". A partir de ahora está disponible una nueva versión, sólo con texto y de descarga inmediata, "Alas de Albatros Redux", que veréis en mi perfil. De nuevo disculpas y gracias. He estado unos días ocupado con ello, y ahora me pondré al día con vuestras bitácoras. Un abrazo a todos.

pd: me voy correindo a ver lo de Bolaño. Nunca me resulta estéril mi visita a tu rincón...

Anónimo dijo...

¿Yo digo locuras si digo que Bolaño es el escritor de su generación más importante de habla hispana, y que lo es por una buena diferencia con los otros?
Creo que un gran escritor lo es, hoy por hoy, por cosas "suplementarias" como su modo de llevarse con las entrevistas que comenta Portnoy. Un gran escritor es imaginación.
¿Digo locuras?
(Pum. Otra vez las ganas de meterme una vez más en Los detectives salvajes.)

Anónimo dijo...

Estoy en desacuerdo con "Puck". Bolaño era un escritor regular, de factura frecuentemente deficiente, con algunos picos de genialidad producidos, probablemente, por su reconocida afición a los barbitúricos, los cuales tomaba sagradamente por la tarde, antes de cenar, desde su adolescencia en México.

Propongo para tan honroso título al gran escritor peruano Bonifacio Sierra, un poeta y ensayista de poca fama y gran talento que no ha podido surgir debido a la reticencia de las editoriales latinoamericanas a apostarle a escritores heterosexuales con una historia personal más bien parca. Sierra es profesor de una escuela primaria en la Sierra Peruana, está felizmente casado y tiene cuatro hijos.

Para demostrar la superioridad de Sierra sobre Bolaño basta leer su microensayo El milagro de la pastilla efervecente y su espectacular secuela Una refutación al milagro de la pastilla efervecente. Si con esto no les basta, lean su poemario Tabla Periódica, o su nouvelle La intimidad de mi abuela Hilda. Todas son verdaderas obras maestras. No tiene pierde. Recomendado.

Anónimo dijo...

Creo que el libro de entrevistas promete, Yo también reivindico "Los detectives salvajes" como obra imprescindible de la literatura española. Bolaño sí que se debería estudiar en los institutos. Seguro que la gente leería más en la adolescencia.
Saludos

Anónimo dijo...

Seguro que la gente leería más en la adolescencia.
Como dice Bolaño sobre el gigantesco Lihn en la entrevista que nos dejó Lucas: tal vez no sea el mejor poeta de nuestra lengua, pero es uno de los grandes. Bolaño es uno de los grandes. ¿Cuánto tiempo dijo él que tardaremos en olvidar a Shakespeare?, ¿10 millones de años? Un plazo razonable, creo yo.
Lo demás son carreras de caballos y se juegan en los hipódromos. (Que también es muy entretenido).
Se agradecen las argumentaciones, Jaime Molano; mejor aún si hablan sobre el autor a tratar y no de uno mismo. Aunque como provocación no está tan mal... supongo que a Bolaño le hubiera parecido simpática.
Saludos.

Portnoy dijo...

Increible, Pies, increible... la reflexión sobre las preguntas de las entrevistas y los entrevistadores no es un capricho. Como lector me pregunto que clase de persona es aquella que preguntándole a Bolaño por la valentía y hablando él del comportamiento de su abuela durante una excursión por el Atlas como ejemplo de lo que es ser valiente, el entrevistador no tenga ni siquiera el impulso de preguntarle ¿y qué pasó?... por favor, ¿qué pasó?, eso es lo que todos queremos saber, qué hizo la abuela de Bolaño en aquel viaje a Marruecos... ahora no quiero saber cual es su color favorito, quiero saber qué pasó, narices... pues así unas cuantas... yo entiendo que entrevistar a Nabokov era dificil, ¿pero a Bolaño? Con Bolaño podías escribir libros siguiéndole la conversación. Aparte de un fascinante viaje por el mundo de Bolaño, el libro incluye ejemplos flagrantes de cómo no debe hacerse una entrevista.
Blanca, la entrevista de Monica Maristain para Playboy está recogida también en el libro... no es de las entrevistas tipo cuestionario (la de QueLeer es sencillamente espantosa)
Lucas, Sergi, gracias por vuestros comentarios.
Puck, Vernon, me consta que Jaime Molano es un buen entrevistador y un ferviente admirador de Bolaño... por eso le mandaré que me copie diez mil veces "Sierra es profesor de una escuela primaria en la Sierra"... demasiadas Sierras, señor Molano... córtela...
No sé, nataliabook, yo no obligaría a nadie a leer a Bolaño... es un placer que no debe ser impuesto.
En fin... gracias por vuestros comentarios.

Anónimo dijo...

Vernon: Si Bolaño escribía con el hígado agonizante, Bonifacio parece que tuviera tosferina crónica producida por una quemadura de quinto grado en la garganta (producto de la ingestión de esos deliciosamente peligrosos chiles peruanos). Cualquier argumentación se torna innecesaria ante la potencia de sus textos. Por eso prefiero limitarme a recomendar sus libros en lugar de pretender justificaciones imposibles de la superioridad literaria del peruano. Insisto, lea a Sierra.

Portnoy: Sierra es profesor de una escuela primaria en la Sierra, Sierra es profesor de una escuela primaria en la Sierra, Sierra es profesor de una escuela primaria en la Sierra, Sierra es profesor de una escuela primaria en la Sierra, Sierra es profesor de una escuela primaria en la Sierra, Sierra es profesor de una escuela primaria en la Sierra, Sierra es profesor de una escuela primaria en la Sierra,...

Desde que se inventaron estas máquinas, lo de copiar frases perdió el encanto punitivo que tuvo en otras épocas. Por otro lado, yo no tengo la culpa de que Sierra sea un Serrano. ¿Sería peor si su apellido fuera Serrano, a propósito?

Anónimo dijo...

Agradezco la recomendación que nos haces, Jaime Molano. Siempre son bienvenidas.
Insisto en que me parece bien que creas que Sierra, o cualquier otro, es mejor que Bolaño (incluso hasta Cervantes, si es que existió), pero no me interesaba mucho la comparativa sino las razones de que Bolaño fuera “un escritor regular, de factura frecuentemente deficiente” (sé que tu comentario fue en respuesta a Puck, pero los juicios sobre Bolaño iban en párrafo aparte).
Con barbitúricos o hígados agonizantes; he de reconocer que me importa más bien poco la biografía de los escritores cuando se reduce exclusivamente a este tipo de datos.
Siempre es interesante saber por qué un escritor que nos gusta le desagrada a otra persona, o le parece mediocre o deficiente la factura de sus textos. No pedía una tesis doctoral, pero ya que lanzaste la bomba aguantarás la pregunta del “por qué”, ¿no? Aun cuando no la respondas, claro.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Vernon: Miremos, por ejemplo, los cuentos mercenarios de llamadas telefónicas o aquellos recolectados en la agonizante el gaucho indomable. Son cuentos que se basan en explotar una fórmula que el chileno descubrió exitosa durante sus años de dura lucha para sobresalir en concursos de provincia. En casi todos hay un personaje decadente y un intercambio de algún tipo con alguien más que sirve de comparación y que termina afectando de manera profunda (pero indecible) al protagonista. Todos, a su manera, encierran odas a la precariedad. Los cierres, desazonadores, son todos más o menos similares. Hay gente que llama a eso "estilo", a mi me sabe a incapacidad. El Bolaño local es repetitivo y cliché, da vueltas y vueltas en torno a las mismas obsesiones y las mismas conversaciones explotando las pocas técnicas que domina hasta la saciedad. Cansa. El Bolaño global, en cambio, es articulado y limpio: todo un maestro de las estructuras. Ese me gusta un poco más pero no me permite perdonar al otro.

En Oulipo había dos tipos de miembros: por un lado estaban aquellos como Calvino o Perec que eran sobre todo escritores, y por el otro lado estaban aquellos que nunca escribieron nada más que, acaso, partidas de ajedrez. Bolaño se parece más a los últimos que a los primeros aunque es probable que su intención fuera la opuesta. Sus novelas-monstuo, en mi opinión, son una demostración práctica de este fenómeno: funcionan mejor si se miran de lejos que si uno intenta escudriñarlas. 2666 está compuesta (tal vez exagero un poco) por 5 novelitas fallidas. A veces, cuando uno lee las críticas a esa novela, se pregunta si todos los halagos no son producto más de su condición de inabarcable que de su calidad concreta. Es frecuente ver críticas positivas a ese libro que recurren con maestría a la técnica usada por el Lovecraft (temprano, añadiría Portnoy) para describir a sus seres: mucha palabreja vacía y mucha elipse, mucha mención a su muerte (lamentable) y poca al caracter descuidado (y sobre todo repetitivo) de sus textos.

Con Bonifacio Sierra no siento eso. Por eso me gusta más.

Anónimo dijo...

Gracias, Jaime Molano, por tu respuesta. No la espera, así que las gracias son dobles.
Yo también me planteé en algún momento si la obra de Bolaño era realmente buena o era sólo fuegos de artificio. (Demasiados halagos, de esos que, como dice Almodóvar, avergüenzan; sin razones, sin argumentos.) He vuelto lentamente a sus libros y, a día de hoy, me plantean una serie de conflictos teóricos que aún no termino de resolver, sobre todo sus narradores. Creo que cada cuento funciona como un reloj, que cada uno tiene referentes distintos y el mismo, incluso los de Llamadas telefónicas.
Sí veo la estructura temática de la que hablas, pero no me molesta, al contrario, creo que los cuentos tienen una salida distinta porque tienen un mundo distinto y, sin embargo, similar. Yo creo que los libros de Bolaño funcionan por separado (y es un placer estético leerlos), pero existe un segundo nivel que nace sólo de la relación de todos ellos. Ése es el que me interesa más ahora y creo que a eso se debe tanto la repetición como la elipsis. No escribe nunca un historia de la misma manera y, sin embargo, sólo cuenta cinco o seis. ¿Y qué otra cosa es la literatura?
Ignoro si tuvo conciencia de lo que estaba haciendo.
Con esas dos cosas yo soy feliz: que alguien escriba una gran obra en la que estén contenidas todas las respuestas, todas las preguntas; y que no exista aparato teórico para explicarla (y que haya que crearlo). Las obras inabarcables son las que transforman la literatura.
Luego está su estilo (que es lo más inmediato), impecable y nada más lejos del descuido y de la palabreja vacía, mucha imagen en tensión de oficio de poeta. Alguna vez pareciera que perdiese el hilo o que se cansara del estilo empleado y lo abandonase, pero cada nuevo giro estilístico calza perfectamente con lo que en ese momento quiere contar.
Los detectives funciona por sí misma sin problemas y con algún fallo. 2666 no funciona sola, tiene demasiado en juego como para entrar en ella sin haber penetrado en el universo Bolaño. Y, sin embargo, es casi perfecta. La quinta “novelita fallida” es perfecta.
Si él planeó que su obra fuera así o si se dio cuenta en algún momento antes de escribir El gaucho insufrible y, sobre todo, 2666, creo que debería ser un punto importante para hacer un análisis. Hay que crear pronto una nueva teoría, porque la del grande entre los grandes, Unamuno, ya no funciona para Bolaño.
Gracias, Jaime Molano.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Vernon: Debo confesarle que mi lectura de Bolaño, como mi lectura de Bonifacio Sierra, nunca ha tenido intenciones académicas. Yo soy contador público. Yo leo para entretenerme, no para encontrar "todas las preguntas y todas las respuestas".

Debido a esto, ninguno de sus libros jamás me ha despertado "inquietudes teóricas" ni me preocupa no encontrar asideros en la literatura especializada para clasificarlo o analizarlo. Yo no analizo, yo disfruto. Para serle sincero, no tengo idea de qué hizo Unamuno. No entiendo el propósito de esas búsquedas de teorías. Tal vez algún día deberían hablar sobre eso en este weblog a ver si me quedan más claras las reglas de ese juego que ustedes juegan.

A veces me parece que ese culto a Bolaño es una cosa de literatos, de gente culta. Que lo que lo hace tan valioso para ellos (¿para ustedes?) es esa incompetencia de la academia para "ubicarlo" en su burdo armatroste teórico. Algo que un lector común y corriente, como yo, nunca logrará comprender ni apreciar. En mi opinión, esa debería ser razón suficiente para sospechar de las habilidades de un autor. ¿O es que acaso Bolaño estaba pensando en los profesores y estudiantes de departamentos de letras como sus potenciales lectores?

Yo no creo. Según tengo entendido, él despreciaba todas esas teorizaciones. Creo que si le dijeran que el valor de su literatura es el que usted describe, ese de requerir nuevas teorías y copiosos artículos pasa "entenderlo", escritos por académicos españoles y latinoamericanos haciendo doctorados en universidades norteamericanas del midwest, el pobre hombre, que en paz descanse, se pondría muy triste.

Anónimo dijo...

Lo primero: me disculpo si te ofendí en algo, no fue intencional.
Lo segundo: me ofenden tus adjetivos, que más me califican a mí que a lo que escribo. Lamento que no sepamos respetarnos.
Yo disfruto en extremo con el análisis, como algún cirujano disfrutará en extremo con sus operaciones, supongo, o algún violinista disfrutará tocando... el violín.
Lo que piensa o pensaba Bolaño ya no podemos saberlo. Supongo, sólo supongo, que cualquier buen escritor estaría contento de generar el mayor número de lecturas posibles, incluso las más alejadas de lo que él mismo cree de su obra. Así lo siento con el comentario de Bolaño sobre cuál debe ser la labor de la crítica.
Por otro lado, Bolaño era enormemente culto, y sus comentarios a otros libros y autores (léase Borges) tienen muchos elementos, conceptos, que provienen de la teoría literaria, lo cual me hace sospechar que la conocía bastante bien porque los reconozco cuando los leo.
Me temo que sería injusto con él, además de absurdo, decidir aquí para quién escribía Bolaño. Yo sólo quise exponer, como tú, las razones de mi pasión por Bolaño.
No creo en la descalificación personal.
Yo analizo, yo disfruto.
Y más que “incompetencia académica” yo lo llamaría “conocimiento”. La teoría siempre ha de ir detrás del arte y de la creación, nunca delante.
Esta vez, me temo, no incluiré las gracias.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Vernon: No era mi intención ofender y nunca, creo, recurrí a la agresión. Que dude de su juicio educado no es una ofensa, Vernon, que yo sepa.

Mi intención era proponer la discusión de si el valor que entreveen, a través de filtros teóricos, los estudiosos de la literatura, es realmente lo que debe determinar lo que es o no la "buena literatura". ¿Debemos los lectores masa dejarnos imponer esos juicios y estándares? Mi percepción es que, en general, estos filtros teóricos opacan y distorsionan: los grandes escritores según la teoría tienen pocos lectores. Los grandes libros de la teoría incluyen tratados experimentales prácticamente ilegibles, como Ulysses y Gravity's Rainbow. ¿Por qué pasa eso? ¿Por qué hay ese abismo entre lo que valoran unos y otros? ¿De qué le sirve, a un lector común y corriente, que Bolaño sea inclasificable cuando a uno esas clasificaciones nunca le han importado?

Me parece bien que no incluya las gracias; este no es un intercambio de favores.

Anónimo dijo...

Incluyo las “gracias” cuando estimo conveniente debido a mi tipo de educación. Pero puedo evitarlo contigo si te incomoda.
Eso depende de cada cual. Los teóricos tienen un camino de comprensión de la obra diferente al del lector común. Con errores y aciertos. Es una profesión como cualquier otra y supongo que se puede producir el diálogo entre ambos mundos, también como en cualquier otra. Pasa con los albañiles... yo al menos sé qué es una llave inglesa.
La teoría es muy lenta y necesita mucho tiempo para la reflexión (no así la crítica). Yo creo que siempre llega al público lector, con años de retraso, pero siempre llega (de lo contrario la gente no entendería la literatura del siglo XX, y sin embargo la entiende; mejor o peor, pero la entiende). No somos libres para percibir el arte porque el arte, como dice Joel Coen, tiene sus reglas. Cuando éstas se conocen y se manejan, recién se pueden intentar romper. Hasta el kárate de las calles de Tokyo tiene sus reglas.
Yo considero un error que un lector común lea por obligación un artículo teórico. Si no tiene interés y no sabe, no entenderá y, posiblemente, le parecerá que ahí no hay vida. Como cuando alguien que no sabe leer música se enfrenta a una partitura llena de “garabatos”, y nadie se queja por ello. Pero considero también un error que ambos mundos se mantengan completamente aislados. Creo que el intercambio enriquece a los dos, y que no es necesario hacer callar a nadie cuando no entendemos lo que hace.
Autor-teórico-lector, en el orden que quieras, en todas las artes forman un conjunto y mantienen relaciones diversas. Si no lo creyera, con los cabezazos que me he dado, no seguiría en la red. Creo que basta con no utilizar adjetivos des-calificativos contra lo que no entendemos.
Los filtros opacan y distorsionan cuando no se saben usar, y es mejor evitarlos. Un fotógrafo te diría lo mismo, y nadie se queja porque los usen. Pero cuando sí se saben usar producen un placer inmenso.
Los tratados de teoría pueden ser ilegibles para algunos, pero cuando describen, con un mínimo de conceptos, un recurso extraordinario de un autor, abren la obra, la acercan y producen placer. Oye, pasa también con los comentaristas de gimnasia rítmica en los programas de Eurosport y nadie se queja porque lleguen casi al orgasmo cuando describen un superloop.
Si no te sirven las clasificaciones no las tomes, aunque me temo que, incluso sin quererlo, cada día cuando piensas y hablas haces clasificaciones. Son inherentes al ser humano y para un niño son vitales. A Bolaño le sirven en que, con toda probabilidad, esas clasificaciones lo harán pasar a la historia de la literatura. O no.
Yo he tenido cuidado de no traer aquí mis problemas teóricos con Bolaño. Es la primera vez que lo menciono y ni siquiera he dicho en qué consisten. Si a alguien le interesan mis rollos, ya sabe dónde buscar. Y todos en paz. Ahora, no poder decirlo porque inmediatamente sale la historia de lo caduca, triste y estreñida que es la academia y lo libres y felices que son los demás; o, como tú dices, viene ella “con su burdo armatoste teórico” a “imponer sus juicios y estándares”, pues no, no me parece. Qué perdida anda la gente.
Perdona, Portnoy, corto y voy a trabajar.
Un saludo.

Sergi Bellver dijo...

Hasta con moscardón de Korsakoff incluído (siempre hay alguno), deberían publicar esta bitácora como suplemento (y alimento) cultural, y no esos engendros arrojadizos que tanto afean el panorama. Lo de Reig el otro día criticando a la Etxebarría, era algo así como la arenga de la sartén al cazo.

Portnoy, Vernon, antes callaba porque estaba ocupado tramando un rincón más cómodo para el visitante, ahora callo porque no aportaría mucho y es más sabio cerrar la boca y abrirse de orejas.

Un abrazo.

Portnoy dijo...

¡Qué no llegue la sangre al río!
Jaime, cuando dije copiar me refería a hacerlo a mano... al menos la informática a servido para no privarnos de un punto de vista, que no asumo, cuando menos original. Creo que alguna vez dije que Bolaño fue un vago. En parte por sus triquiñuelas con los relatos que presentaba a los premios literarios y en parte por una aparente uniformidad estilística en parte de su producción. El relato es un género que difiere de la novela. Bolaño consiguió una cosa bastante meritoria, enlazar una serie de relatos que conformaron un todo inseparable, Los detectives Salvajes, y al mismo tiempo con partes claramente distinguibles... ¿qué eso ya lo hicieron otros? es posible... ¿pensamos en Perec? puede... pero el caso es que Los detectives Salvajes y sus novelas satélites, Amuleto y Una Novelita Lumpen (nadie conseguirá convencerme de que los huéspedes que se instalan con los hermanos no son Ulises Lima y Arturo Belano, por mucho que sus nombres no sean esos) 2666 es, como bien dice Vernon "casi perfecta" Le falta ser una obra terminada o cinco novelas perfectamente estructuradas y relacionadas. Porque la esencia de la literatura de Bolaño es el corpus literario que forman todas juntas.
Y si aún queda alguna duda sobre la valía literaria de Bolaño, lo cual sea dicho de paso no supone ningún desprestigio para Bonifacio Sierra, lejos de interrelaciones y metaliteratura que corran el riesgo de tildarse de "baratas" hay que leer Monsieur Pain.
Los detectives es una obra que crece, 2666 una obra colosal e inconclusa. Monsieur Pain es literatura y nadie que la leyese se atrevería a llamar después a su autor "incapaz"
De todas formas sé que todo esto es un juego. Jugamos a intentar derribar la imagen que nos quieren ofrecer de aquello que admiramos. Buscando los puntos débiles de lo que apreciamos podemos encontrar la fortaleza que lo sustenta. Es cierto que no todo lo escrito por Bolaño es excepcional, pero por las excepcionales obras que ha escrito le perdonamos el resto.
Luego están las entrevistas, que era el objeto de este mensaje, en las cuales descubres que Bolaño no solo era un excepcional narrador, también era lector infatigable y con unos conocimientos teóricos que desmontan a cualquiera y hacen que parezcamos ignorantes en muchos aspectos (sobre todo, lo confieso, en lo que se refiere a la nueva narrativa y a la poesía latinoamericana)
Y, Jaime, muy importante, yo disfruto con esto, disfruto leyendo. Y me atrevo a decir que Vernon, con todos sus conocimientos teóricos, disfruta más que nosotros. Y me hace gracia las dos obras que citas. Yo disfruto leyendo el Ulises y disfruto leyendo El arco iris de gravedad, pero por motivos distintos. En el primer caso por la maravilla literaria que me ofrece Joyce, en el segundo, por los patético esfuerzos de Pynchon por ser Joyce.
En fin, hay Paz.
Y más que nunca, muchas gracias por vuestros comentarios.

Anónimo dijo...

…Pues yo sólo quería añadir que he disfrutado enormemente con este ‘duelo’, que me lo he leído con auténtico placer. He sacado provecho de ambos ponentes y me han clarificado muchos puntos.
Está muy bien que las aulas se adentren en internet y que los lectores den sus razonamientos.(tripas, corazón y razón todo revuelto)
No es broma, he disfrutado como no lo hacía hace mucho.
Un saludo.
Gracias Vernon, gracias Jaime y gracias Portnoy por este blog.

Anónimo dijo...

Vuelvo aquí luego de días, leo con interés de un tirón y lo único que se me ocurre es: A la pelota. Coincido: Gracias a los tres (perdón, gracias a los cuatro: A Pynchon también por querer ser J.J.).
Sospecho, por lo demás, que la literatura es todo eso: los textos más los lectores más la historia más la crítica más la teoría más dónde te sentás a leerla más el estado de tus tripas cuando lo hacés más estas polémicas y así.

Anónimo dijo...

En You tube hay varias entrevistas (necesariamente son fragmentos) de Bolaño, por si las queréis buscar.
Saludos a todos y abrazo para el amigo Portnoy.

Unknown dijo...

hola me llamo carmelo desde roma; estoy muy interesado a leer esta entrevista de rodrigo pinto; es posible buscarla en internet o mejor dicho ustedes serain tan agradables de enviarme una copia ya que aqui en italia no se ah publicado este libro de entrevsitas y no se donde podria buscarla
grazias y saludos

Unknown dijo...

oh disculpe mi direccion

melines@gmail.com

Anónimo dijo...

Lo que en su momento no se pudo comentar aquí -porque no se sabía...- es que este libro de entrevistas ha sido vetado para una reedición. El argumento para ese veto ha sido, precisamente, impugnar el interesante aporte que hace Braithwaite -amigo de Bolaño- haciendo un montaje de un montón de entrevistas (de las que se dan las referencias)... ¿Argumento?, que se "desvirtuaba la voz de Bolaño". Ante el temor de una demanda, se ha desistido hacer la edición. Da asco.

René Gajardo dijo...

Bravo Jaime Molano y Vernon! Cuando hay debates como el de Uds, el circuito literario sigue vivo. Me gustó mucho el tráfico de ideas, y el respeto mutuo frente ambas posturas. Yo le hice una entrevista a Bolaño en noviembre de 1998 para una revista literaria que nunca dio a luz, y que finalmente publicó La Tercera bajo el titulo Bolaño Inedito Y Final, dos de cuyas respuestas aparecieron en la segunda edición de Bolaño po si mismo. Una hace alusión a los consejos que les daría a los aspirantes a novelistas y que sigo al pie de la letra: "Vivir mucho, leer mucho y hacer mucho el amor"

Si quieren la entrevista en audio se las puedo enviar.

René Gajardo