30/6/06

Hombre lento, de J. M. Coetzee

Paul Rayment, un fotógrafo de 60 años residente en Australia aunque de origen francés pierde una pierna a causa de un accidente. Coetzee narra con su habitual estilo en presente y con una fluidez envidiable (o como dijo J. M. Guelbenzu en Babelia “Coetzee lo cuenta muy bien por medio de un narrador que escribe como si fuera un notario que está levantando acta del mundo interior del personaje a través de sus actos tanto como de sus pensamientos”) el hundimiento anímico del personaje a causa de su indefensión y como vuelca empáticamente en la mujer que le cuida su gratitud, confundiendo ésta con amor, impelido por el deseo sexual. Este conato de relación amorosa con la cuidadora, Marijana, de origen croata, casada y con tres hijos, resultará desastroso para Paul Rayment que será ajusticiado en una paradójica moraleja final.

Este sería a grandes rasgos la historia que J. M. Coetzee cuenta en Hombre lento, sino fuera porque la novela no trata sobre eso. Hombre lento habla de la lucha de un personaje contra su autor reivindicando en cierta manera su derecho como personaje a vivir una vida lejos de la excepcionalidad, a vivir un melodrama trillado de los que se anuncian como “basado en hechos reales”
Paul Rayment reivindica la “realidad”; Coetzee emplea a su curioso alter-ego, Elizabeth Costello, para encauzar al díscolo personaje por los caminos de la literatura.
Pero Coetzee no emplea los recursos metaliterarios usuales en este tipo de novelas: No contrapone el sufrimiento del autor al del personaje; no es un recorrido sobre la dificultad del proceso de escritura; no habla sobre como se escribió Hombre lento.
Una de las principales características de Coetzee es su naturalidad narrativa. Nada en sus novelas parece forzado, tal vez la definición de Guelbenzu comparándole con un notario se acerque mucho a una posible definición del estilo de Coetzee. Pero no hay frialdad tampoco, lo único que pretende el autor es mantener la distancia con sus personajes y no influir sobre el lector imponiéndole un punto de vista que a fin de cuentas sería únicamente el suyo, lo cual no es poco. Los personajes de Coetzee viven para que los lectores podamos conocerlos como a personas reales sin que el autor quiera dirigirnos, al menos no evidentemente, a ciertos rasgos o comportamientos que pueden despertar nuestra simpatía o desprecio por ellos. Coetzee no juzga; observa, describe y deja todo el trabajo al lector.

Paul Rayment es el personaje díscolo que ningún escritor quisiera que protagonizase sus novelas. Para sojuzgarlo Coetzee envía a Elizabeth Costello

En el capítulo 8 de Elizabeth Costello, En la puerta, puede leerse una confesión de su protagonista:
“ Soy escritora y lo que escribo es lo que oigo. Soy una secretaria de lo invisible, una de las muchas que ha habido en la historia. Esa es mi vocación: secretaria al dictado. No me corresponde interrogar ni juzgar lo que me es dado. Simplemente escribo las palabras y luego las pongo a prueba. Pruebo su solidez para asegurarme de que he oído bien.
Secretaria de lo invisible: me apresuro a aclarar que la frase no es mía. La he tomado prestada de un secretario de primer orden, Czeslaw Milosz, poeta, tal vez lo conozcan, a quien le fue dictada hace años”.
Hace una pausa. Aquí espera que la interrumpan. “¿Dictada por quién?”, espera que le pregunten. Y ella tiene lista la respuesta: “Por poderes que no entendemos”. Pero nadie la interrumpe, nadie le pregunta nada.
(...) ... una buena secretaria no debe tener creencias. Es inadecuado para su función. Una secretaria simplemente debe estar disponible, esperar la llamada.”
(
Traducción de Javier Calvo para Mondadori)


En Hombre lento esa llamada se produce: La historia de Rayment le ha sido asignada a Elizabeth Costello “por poderes que no entendemos” y como “secretaria de lo invisible” debe convertir la vida de Rayment en materia narrativa. Pero la vida, la historia de Paul Rayment según Coetzee, se resiste, va por sus propios derroteros.

En cuanto Paul vuelca su desamparo, sus carencias afectivas y su pulsión sexual en la figura de Marijana todo parece apuntar a una banalización de la trama narrativa que previsiblemente discurriría siguiendo esquemas decimonónicos (no se tome peyorativamente). En ese momento Coetzee emplea a Elizabeth Costello como Deus ex machina rompiendo el fluir de la narración e introduciendo un elemento perturbador que, como una Erinia defensora de la complejidad narrativa, una fuerza inagotable e inmune a las penurias, tendrá un único objetivo: hacer de la vida de Paul Rayment materia literaria.
No se trata de que Paul mantenga una postura romántico-realista a la que se opone Elizabeth; ambos personajes tienen mucho en común, sobre todo un sentimiento de indefensión inherente a la vejez, pero Paul vive más como persona que como personaje y a Elizabeth le ha sido asignada una tarea. Ella intenta que la narración tome otro rumbo relacionándole sexualmente con Marianna, ciega de nacimiento y al parecer también en las manos de Elizabeth Costello, pero esas relaciones, que de alguna manera recuerdan a la de los protagonistas de La edad de hierro, fracasan no solo por la actitud de los personajes, la frialdad de Marianna y el sentimiento de Paul de estar siendo empujado a hacer algo que realmente no desea, sino también porque el campo narrativo que abre esa extraña relación parece agotado en sí mismo.
Todos los caminos han sido ya explorados.
De esta manera Elizabeth Costello fracasa y Coetzee debe aceptar que sólo hay una vía posible para narrar la vida de Paul Rayment y es dejar que él mismo escoja su melodramático destino. En este sentido la moraleja final de la novela puede entenderse como una especie de venganza del escritor contra su personaje.
A pesar de todo lo dicho hasta ahora, resulta curioso comprobar como la mayoría de las reseñas sobre Hombre lento tratan sobre la historia de Rayment y obvian o tratan de molesta la presencia de Elizabeth Costello. Y eso es así porque los temas que se desarrollan en Hombre lento, como en todas las novelas de Coetzee, apuntan certeramente a las miserias de la condición humana y a su inevitable degradación física y como esta degradación afecta al espíritu. Y en Hombre lento la importancia estos temas se impone a la trama metaliteraria.
Como en La edad de hierro, como en Desgracia, Coetzee nos presenta a un personaje cuyo tiempo se agota y que se rebela inútilmente contra la inevitable degradación del cuerpo humano. La amputación de la pierna supone para Rayment el aviso indeleble de la inminencia de la muerte. Y a pesar de que todos los personajes de Coetzee comprenden la futilidad de los actos que pudieran redimirles como personas ya que esos actos no les salvarán del olvido como destino final, se aferran a ellos desesperadamente.
El viejo profesor de Desgracia quiere salvar a su hija sabiendo que no hay salvación; la mujer de La edad de hierro quiere demostrar que es posible un acercamiento entre clases irreconciliables; el Dostoievski de El maestro de Petersburgo quisiera salvar a quienes le rodean en lugar de fagocitarlos literariamente; Rayment quiere volver a tener dos piernas, ser amante de Marijana, fundar una familia pero para eso necesita vivir una nueva vida y no es eso lo que le ofrece Elizabeth Costello.

Podría continuar pero hay muchísimas cosas más en Hombre lento que cada lector debe descubrir. Esta novela es sin duda excelente y una nueva muestra del genio de Coetzee.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gustó esta novela de Coetzee y también tu comentario, Portnoy. Gracias. Un abrazo.

Anónimo dijo...

"Coetzee no juzga; observa, describe y deja todo el trabajo al lector."
Esa es una de las razones por las que me gustan sus novelas. También porque esa desesperanza a la que están abocados sus personajes me recuerda a los de Faulkner, y también los de Dostoyevski.
Sin duda, uno de los escritores actuales que más interés me despierta.
Muy interesante el comentario sobre "Hombre lento", Portnoy.

Alicia Liddell dijo...

Descubrí a Coetzee hace algunos años gracias a la recomendación de un buen amigo (al que tengo que agradecer otros muchos otros descubrimientos literarios)

Leeré Hombre Lento este verano, espero que con la misma delectación que otras obras.

Portnoy dijo...

Alicia, te aseguro que Hombre lento no te decepcionará.
Y Fuca y Valdecuélabre,gracias por vuestros comentarios, apoyan lo que siento sobre Coetzee: que es uno de los autores más interesantes del momento.
Un saludo

francisco aranguren dijo...

Yo leí el libro y se lo pasé a mi mujer, a los dos nos gustó pero a los dos nos resultó perturbadora la intromisión de Elisabeth Costello. Tú dices que es el autor (y eso encaja con la novela en que aparece E.C. como personaje) pero a mí, cuando leía, me pareció que introducía un elemento mágico en el relato realista y lineal. Es alguien que "sabe lo que va a pasar", conoce todo, sabe todo de todos. Sería como el fantasma de la madre, el elemento de cordura, de madurez en la vida del joven enamorado. Ante el deseo de un hombre solo, que vive solo, ya casi anciano, no se interpone nadie, nadie que vea fuera de las paredes que el deseo interpone a la realidad: es una edad en la que nos engañamos, nos engañamos y vemos amor donde hay interés o piedad, queremos ver el amor que sólo existe en nosotros (enamorados del amor), y en ese momento, el autor provee al personaje de una madre, alguien que ve fuera del embudo del deseo, que dice "no te conviene", o "busca tu dinero" o "vas a destrozar una familia feliz", o "sería mejor que salieras con esta otra"...en tal caso, lo que muestra la novela es el desvalimiento del personaje ante sus deseos, la soledad del hombre lento...cuya conciencia crea un alter-ego, para imponerse cordura, para encauzar la pasión de un último amor. No sé si te parecerá romántico en exceso (veo que respetas el romanticismo).A mí me hubiera gustado ver sufrir menos a Raymond. Pero es la vida y el disfruta con tan poco. Lo que nos dice Cotzee es: vale podría dedicarme a disfrutar yo sólo, con mi imaginación, rozarme, dejarme acariciar, prolongar el placer solitario durante las sesiones, pero...eso no es lo que deseo, deseo el amor, no imaginaciones. Y el amor ya no lo voy a obtener. Pero, al menos, voy a por él. Un abrazo.

Portnoy dijo...

Es interesante ese punto de vista de E. C. como "madre" de Paul... y creo que se complementa con la que explicaba: Las madres saben lo que es mejor para sus hijos... pero los hijos hacen lo que les viene en gana. Puede que Paul, contradiciendo a su "madre" Elisabeth, intente autoafirmarse, como un adolescente.
Quizás sea eso lo que Coetzee quiere decirnos, que los años pasan, pero las personas siguen siendo las mismas, con los mismos anhelos y los mismos deseos.
Un saludo Francisco, y gracias por tu comentario

Anónimo dijo...

Acabo de entrar en esta página a través del enlace dejado en el Foro de Saber y Ganar y he sentido curiosidad por los comentarios de esta novela porque acabo de leerla.
A mi me ha parecido interesante y diferente aunque no del todo original ya que me ha recordado vagamente a "6 personajes en busca de autor" de Pirandello, una obra que oí en teatro radiofónico hace muuuuchos años.... y que me impactó en aquel entonces por la originalidad de su planteamiento.
Yo pienso que la Sra. Costello es el alter ego del autor y trata de que el protagonista no se le escape de las manos, sin conseguirlo, ya que éste se rebela y prefiere su anodina vida al "glamour" que le ofrece la literatura.....no sé si he sabido explicarme.

Portnoy dijo...

Bueno, Finaob, este era uno de los objetivos del anuncio. Me alegra verte por aquí.
La relación con Pirandello la entiendo como esa manera de forzar la narración de forma que se ajuste (o se ponga en evidencia el desajuste) entre los propósitos del autor y los caminos imprevisibles que toman los narrados. Es cierto que desde esa perspectiva puede no ser "original", y, ahora que me lo haces pensar, parece que en cierta manera se acerca a la idea de Pirandello. También hace muuuuuchos años que vi la representación y por lo que recuerdo los personajes eran, supongo que esa era la idea de Pirandello, en cierta manera tópicos, aunque con una dimensión trágica inesperada. Rayment reivindica esa dimensión tópica de su personaje y la lleva hasta las últimas consecuencias oponiéndose al deseo de Costello-Coetzee, quienes, por su parte, obtienen de esa resistencia un fruto literario que es precisamente Hombre Lento.
Literatura, ni más ni menos.
Gracias por tu comentario, Fina, espero que no sea el último.

lukas dijo...

Me parece que la intromisión de Costello-Coetzee perjudica, más que enriquece, la novela. Hasta entonces iba bien, hasta era agradable su lectura pese a que el personaje principal no sea glamouroso..., pero la entrada de esta vieja puta, como la llamaba su ex, dicho por ella misma en una de sus pocas confesiones, hace que el resto se lea de mala gana, que es lo que me pasa ahora que voy por su tramo final. EStá bien esa lucha contra la conversión de PR en literatura, pero esta metaliteratura es ya decadente y algunas reseñas, de algún diario inglés, han resaltado esa caída en picado de Coetzee, como el Auster del Scriptorium.

¿Qué sucede, que hasta la buena literatura se viene abajo?

Portnoy dijo...

Yo creo que ahí está la disyuntiva: O continuar con una historia de agradable lectura que no aportase nada nuevo o aceptar que de ninguna de las maneras se puede aportar nada nuevo y demostrarlo a través de un deus ex machina.
Yo pienso que de alguna manera ambas opciones son decepcionantes, que toda la literatura es decepcionante si siempre esperamos algo nuevo e innovador.
La buena literatura se viene abajo, sí.
Un saludo, Lukas, y gracias por tu comentario.

Anónimo dijo...

Hola,vine aquí porque al terminar de leer el libro no estaba seguro de cómo debía interpretar la historia...de si la estaba interpretando correctamente.Quizás esto sea un error,un no ser capaz de hacerme mi propia idea de las cosas. Pero en fin,aquí estoy y me alegro de haber leído este pequeño ensayo/crítica porque ahora siento que el libro me ha gustado mucho más...no es que no haya tenido mis propias impresiones sobre el libro pero tan solo me había quedado con la historia,los personajes... sus divagaciones... como mucho pensé que costello era una parte del subconsciente de Paul que trataba de hacerle vivir una vida mejor...o que simplemente estaba ahí para molestar como muchas veces hace la conciencia, sin tener un objetivo claro.En fin,gracias :) un saludo.

chaly2 dijo...

Voy por la mitad de esta novela. Fabulosa. Estoy esperando que aparezca la vieja Elisabeth. Jaja