22/7/05

La Fontana de Oro, de Benito Pérez Galdós

Retirose a la calle de Válgame Dios, muy pesaroso por no haber podido tener con su enemigo la terrible entrevista que él se había imaginado.

La Fontana de Oro, Benito Pérez Galdós, Capítulo XXXI

Tanta en la edición impresa como en la digital que se encuentra en el Cervantes Virtual puede leerse que Lázaro se retira a la calle de Válgame Dios, cuando en realidad hace ya unos cuantos capítulos se ha trasladado con su tío a la calle Belén, a casa de las beatas.

Yo no suelo fijarme demasiado en esos detalles de concordancia narrativa, prefiero incluso aquella literartura que prescinde de aditamentos propios de las letras del XIX (descripciones detalladas de los personajes, de los escenarios en los que se mueven, etc) aunque debo reconocer que leer a Galdós es una delicia, aún en alguna de sus obras menores, como parece ser que consideran a La Fontana de Oro. Es esta novela un irónico, e incluso sarcástico, ejercicio de desprestigio de clericales, monárquicos y liberales, que muestra en toda su crudeza (una crudeza ridícula y paupérrima) a las dos españas que aún hoy disputan lamentablemente en la escena política.
Estoy leyendo La Fontana de Oro y estoy disfrutando de su lectura. Aunque la novela tiene todo el aspecto, y no sólo por el error mencionado, de haber sido escrita a una velocidad desorbitada. Siempre he admirado la prodigiosa capacidad de Galdós para llenar páginas y páginas de, ojo, no de cualquier cosa sino de buena literatura.

Pero no es ese el tema.

Compré el libro en un puesto de segunda mano. Nada parecía indicar que había sido leido por otra persona. Sin embargo, en la página 273, aparece cuidadosamente tachado el nombre de la calle equivocado (Válgame Dios) y con pulcra caligrafía anotado encima el nombre que Galdós debería haber escrito (Belén) detalle que al parecer figura en todas las ediciones de la obra, tanto escritas como digitales, sin que nadie se haya percatado hasta el momento, exceptuando quizás al anónimo propietario anterior del libro que tengo entre manos.

Son esas cosas que te hacen pensar en el destino y cosas así.
Escribiré al Cervantes Digital avisándoles del error.
Quien sabe.

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Edito el mensaje unas cuantas horas después para enlazarlo con un interesante comentario a propósito de las erratas, las correcciones y las notas marginales que el compañero Settembrini ha colgado en El Refugio Allí encontraréis el enlace al texto original de Steiner.

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