11/5/05

Viaje a Italia / Viaje a Israel

Cuenta Goethe en su Viaje a Italia como una vez instalado en Roma, objetivo inicial de su fuga al sur, mantiene el incógnito sobre su persona en tierra extranjera y sobre los motivos que le impulsaron a abandonar Weimar:

8 de noviembre de 1786

Mi singular y hasta incluso extravagante medio incógnito me reporta beneficios que no podía sospechar. Ya que todos se obligan a ignorar quien soy y, en consecuencia, nadie puede permitirse hablarme de mi mismo, las personas se esfuerzan en hablarme de ellas o de las cosas que les interesan, y por este motivo me entero de las ocupaciones de cada uno o de las realidades destacables que surgen y acaecen.

Sin embargo unos días antes ese anonimato que intenta preservar Goethe ha propiciado una situación paradójica:

(Según Tischbein, el 3 de noviembre):

(...) “Ya se ha extendido el rumor de que está usted aquí (en Roma) y los artistas prestan atención al único extranjero desconocido. Pero hay uno, entre nosotros, que dice repetidamente haberse relacionado con usted, e incluso haber sido su amigo, lo que no nos acabamos de creer. Instado a observarle con detenimiento para aclarar la duda, ha asegurado con gran aplomo que usted no es usted y que ni la figura ni el aspecto tienen nada que ver”

En 1786 un hombre en Roma aseguraba que Goethe no era Goethe.
En 1993 Philip Roth, convaleciente en Estados Unidos, recibe una llamada comunicándole que Philip Roth está en Jerusalén.

En el Viaje a Italia, la anécdota es recogida por Goethe como una más de las observaciones recopiladas en su diario, y no tiene las connotaciones metaliterarias que quizás en la actualidad se podría aplicar. Viaje a Italia es una crónica pormenorizada en el tiempo de las impresiones de un viaje real efectuado por el escritor alemán.

En Operación Shylock, Philip Roth abandona a su habitual narrador y prácticamente alter ego, Nathan Zuckerman, para tomar las riendas personalmente de la narración. Sólo así puede entenderse la búsqueda de un falso otro yo que emprende el autor. Esta búsqueda literaria sirve de pretexto para describir una serie de circunstancias absolutamente reales que conforman la visión de Roth sobre la situación en Israel. Una conversación con Aarón Appelfeld, el juicio a un criminal nazi, el debate sobre el Diasporismo conforman parte de esa realidad que Roth quiere plasmar tras un trasfondo literario de suplantación de personalidad.

Tanto en Viaje a Italia como en Operación Shylock la realidad, entendida como aquello que sucede, que sobrepasa la subjetividad del autor y es reconocible como tal por el lector, es fundamental. Sin embargo podemos constatar la manera en que esa “realidad” es incrustada en el cuerpo narrativo, la evolución de la literatura.

Creo que esta evolución tiene un claro signo que apunta más a los autores que a las obras: En Goethe, en lo que nos cuenta en su diario, en la, digamos, forma clásica narrativa, damos por sentado la SINCERIDAD del autor. La narrativa actual nos obliga a cuestionarnos todo cuanto leemos, a dudar precisamente de dicha sinceridad, a conceder a la subjetividad, tanto del autor como del lector, el título de factor dominante.
Nada es ya “en sí”
Seguramente, como bien desenmascaró ese “uno, entre nosotros”, el Goethe de Viaje a Italia no era Goethe.

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