5/2/07

Cuando ella era buena, de Philip Roth

¿Cómo abordar el comentario de una de las primeras obras de un autor al que, desde nuestra perspectiva actual, consideramos uno de los más importantes narradores contemporáneos? ¿Podemos descubrir en la segunda novela de Philip Roth al eterno candidato al Premio Nobel de Literatura?
Resumiendo, ¿podemos ser objetivos cuando leemos y comentamos Cuando ella era buena, o, quizás sin pretenderlo, abordamos la novela comparándola con el resto de obras de Roth?
(Lo cual es injusto, pues Cuando ella era buena pierde en la comparación... pero, al mismo tiempo, es una buena novela... pero, no es una novela excepcional, que quede claro)
Si pudiéramos ser objetivos diríamos que tras lectura de Cuando ella era buena es imposible predecir ni la trayectoria futura de su autor, ni la importancia e influencia de su obra en la literatura estadounidense de finales del siglo XX.
Pero si que es posible, desde nuestra posición de lectores de sus “futuras” novelas, apreciar como se perfilan algunas de las características que definirán el estilo de Roth.

Cuando ella era buena es una narración directa, con ello quiero decir que a diferencia de otras novelas de Roth en las que el narrador es receptor de la historia a través de lo contado por otra persona, el narrador en tercera persona de esta novela se limita a plasmar los hechos. No dudo en afirmar que esta formula tradicional de narración debió parecerle a Roth insatisfactoria. Hay mucha diferencia entre este narrador omnisciente e impávido que no juzga y no enfatiza los hechos trascendentes para la protagonista y los narradores interpuestos que emplea en sus novelas más famosas. Creo, y aquí de nuevo la imposibilidad de ser objetivo, que Roth no se siente cómodo con la dicotomía que se le presenta entre la voluntad de limitarse a los hechos y la potestad demiúrgica emanada de la omnisciencia. En Cuando ella era buena la historia de su protagonista Lucy Nelson está explicada con esa pugna entre saber todo lo que ocurre en su mente y ocultar al lector parte de esos pensamientos más profundos. Sabemos lo que ocurre y sus causas, pero Roth no quiere prejuzgar y juega a que sólo muestra lo que ocurre, reservándose para un final en el que se vuelquen apoteósicamente todos los conflictos internos de Lucy. Porque la protagonista de Cuando ella era buena está muerta desde las primeras páginas. Y es justamente en el inicio de la novela donde se puede adivinar al futuro Roth, al de las historias que saltan a través del tiempo y son mostradas desde fuera de sus protagonistas, en las que tanto narrador como lector están en el mismo plano, como oyentes, en el que el narrador elucubra para explorar, aceptando o desechando, cualquier posibilidad narrativa que al lector se le haya ocurrido.
Mientras leía Cuando ella era buena pensaba que Roth jugaba a crear una novela radicalmente opuesta a An american tragedy de Theodore Dreiser (que conozco a través de su adaptación cinematográfica, Un lugar en el sol) es decir explorando la “tragedia americana” (¿no es eso lo que hace en todas sus obras?) pero desde la perspectiva de los humildes, de (y no creo que sea un anacronismo) las clases trabajadoras. Incluso la inhabitual protagonista femenina permitía una lectura de ese tipo.
Después pensé que a esa conclusión sólo podía llegar a través de las futuras novelas de Roth.
Mientras escribo esto pienso que Cuando ella era buena prefigura de alguna manera la historia de Pastoral americana.
Y de nuevo juzgo la obra desde el futuro.
Ojalá todas las obras primerizas fueran como las de Roth.
Ojalá pudiéramos leerla como si no hubiésemos leído nada de él.

When She Was Good. New York: Random House, 1967. (Cuando ella era buena) (traducción de Horacio y Margarita González Trejo, revisada por Lourdes González para DeBolsillo)

Bibliografía de Philip Roth

(Como muestra de que existe un Plan los comentarios sobre Roth se superponen en la red: Aquí está el que Puck escribió en Zona Tomada casi simultáneamente a éste:
De Philip Roth a Philip Roth)

13 comentarios:

L dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Anónimo dijo...

La considero una buena novela que si no estuviera firmada por quién lo está, quizá no le prestaríamos mucha atención, pero al ser su autor quién es, y si la comparamos con sus novelas posteriores, es ciertamente una obra menor. Merece la pena su lectura.

Astrolabio-jsa dijo...

Qué buena reseña de lo primero de Philip Roth, Portnoy, que debo abordar. Saludo.

Natalia Book dijo...

Portnoy. Como ya sabes, de acuerdo con que Roth es uno de los más importantes narradores.
Lo que dices de este libro me pasó a mí con 'La ciudad de cristal de Auster'. Después de haber leído prácticamente todos sus libros, una tarde decidí releer 'la ciudad de cristal'. Y es cuando me dí cuenta de que ahí estaba todo lo que Auster desrrollaría en sus obras posteriores. Prácticamnte todos sus temas. Incluída esa dualidad de nombres (¿Dostoievski / Nabokov / Auster?)
Una curiosidad respecto a 'An American Tragedy'. Dicen que es el libro/ peícula en el que se basó W. Allen para Match Point. A parte de calcar esa escena de Crimen y castigo, por supuesto. ¿Qué piensas? (otra nueva conexión con Dosto)
Bueno, al final no he hablado de Roth.
Saludos

Portnoy dijo...

Claro, Astrolabio, hay que leer a Roth, pero Cuando ella era buena hay que abordarla como una curiosidad más bien. No encontraremos a Zuckerman ni a Kepesh ni a Sabbath en sus páginas, ni esa mordacidad tan crítica de Roth.
No es una gran novela como dice Luis y desmerece en comparación al resto como dice Lemmy... y con tantas cosas como hay para leer en el mundo...
en fin...
Lo que comentas Natalia, no sé si es bueno o malo. En esta novela de Roth se adivina (pero siempre a posteriori) el futuro literario de Roth... apuntan ciertas facetas que después desarrollará y se ven otras que,afortunadamente, abandonará.
Lo que dices sobre Auster es, me parece el reverso... si en Ciudad de cristal está todo Auster es porque no ha vuelto a superar los niveles de calidad literaria y narrativa que en ella se encuentran. Tal vez Auster ha sido poco arriesgado, se ha acomodado a una forma de escribir que le ha reportado éxito y ha olvidado el riesgo literario... digo talvez porque estoy generalizando... debería desarrollarse más a fondo.
Ahh... y Woody Allen siempre ha demostrado su admiración por Dostoievski... lo que no había caido era en la relación con An American tragedy. Relacionaba Match Point con las novelas de Patricia Higsmith (por el tenis y lo del trepa)
Gracias por vuestros comentarios.

Anónimo dijo...

Yo he leído "Cuando ella era buena" hace unos meses, y coincido en principio con lo que dices, Portnoy. Yo añadiría que a lo mejor, el hecho de no ser una novela "judía" nos presenta un Roth más ajeno al que estamos acostumbrados. Supongo que después de "Goodbye Columbus" (superior en mi opinión), quiso demostrarse que podía escribir sobre cualquier tema. Coincido también en que hace pensar en "Pastoral americana", y coincido con Luis Cauqui en cuanto a la sensación de culebrón.

Otra cosa es que, para mí, el mejor Roth, es el de la época intermedia, es decir, desde "Portnoy" (no sé si incluido o no, supongo que sí") hasta "Patrimonio" (al menos de lo que he leído, que a estas horas ya es bastante; me falta la "Contravida", que parece que es excelente). "Mi vida de hombre", "Profesor de placer" o la tetralogía de Zuckerman encadenado me parece muy superiores a las novelas de su última época, probablemente con la excepción de "Pastoral americana". Tampoco he leído el Sabbath y estoy a punto de leer "Me casé con un comunista", o sea que dicho sea todo esto con mil comillas. A ver si, una vez subsanadas las lagunas, me atrevo a argumentarlo en un texto ad hoc.

Anónimo dijo...

"Profesor de placer......." en fin, quería decir "Profesor de deseo"

Portnoy dijo...

No creo que se trate tanto del hecho de que no sea una novela "judía" sino de que Cuando ella era buena sea una novela algo así como "ajena". Es decir, el mejor Roth está en aquellas novelas en las que de alguna manera literaturaliza la realidad. Porque siempre tenemos la sensación, y es uno de los motivos principales de la obra de Roth, que el autor escribe desde sí mismo, y que Portnoy, Sabbath, Keppesh o Zuckerman son el propio Roth. Ese juego que el autor alimenta, lo cual le empareja con Bolaño, está ausente en Cuando ella era buena.
Decimos que no es una mala novela, pero tal vez ocultamos que hubiese sido igual de aceptable firmada por otro autor. Lo que nos ocurre es que sentimos que no es "una novela de Roth", o lo que ahora, 2007, esperamos de una novela de Roth.
Me casé con un comunista me parece una novela visceral, ya verás... pero si algún día lees El teatro de sabbath, estoy seguro que ampliarás su "época intermedia"
;-)
Al final el precio de La contravida me desanimó... pero me la compraré, seguro. La próxima que tengo de Roth en la mesilla es Elegía. Ya veremos.
Gracias por tu comentario, compañero. Siempre es un placer y un lujo tenerte de comentarista.
Un saludo

Anónimo dijo...

Creo, como acabo de poner en el blog de puck, que aquí de lo que se tratará es de ampliar la zona intermedia. En cualquier caso, a partir de La mancha humana se produce un bajón, flagrante en El animal moribundo. La conjura es otro asunto, son otras pretensiones, supongo, es un Roth descafeinado, más que fallido o decadente. De la época post-intermedia, Shylock, por ejemplo, también me pareció un exceso. Por cierto, una vez leídos los tres Kepesh, sin duda el auténtico me parece el de "Profesor de deseo". Ahí arrancaría la tesis de la decadencia, puesto que en "el animal moribundo" se inventa otro personaje, como quien resucita a alguien pero ni se molesta en que la biografía coincida en lo esencial.

En fin, continuará... Y el placer es mío, por cierto.

Portnoy dijo...

Tengo que leer El profesor del deseo... a ver si la encuentro. Y en lo que respecta a la decadencia, El animal moribundo si que me parece una obra menor, una especie de relato largo que se opone a lo escrito hasta entonces. En alguna ocasión he pensado que era material de escritorio que se editó aprovechando el éxito de La mancha humana.
Respecto a La conjura, esperaré a terminar con Elegía para opinar sobre ella en el conjunto de la obra de Roth, pero mi primera impresión es que es una muestra de como a todos los autores les llega un momento en que son capaces de escribir rompiendo los esquemas que críticos y lectores daban por supuestos.
Pero me interesa esa tesis de la decadencia.
(dejémoslo entonces en un placer mutuo)
Salud

Puck dijo...

Cuando meto las patas en un escritor como Roth, tiendo a la obra completa: leo todo lo que me cae a tiro, e incluso recorro y recorro librerías y catálogos, en búsquedas no siempre exitosas. Me sucede con una serie de escritores, y también con la música: dar con cada disco, boot, cinta, demo, nota de un artista.
Estas obsesiones, a las que cedo con tanto placer, me permiten muchas veces una experiencia algo más completa que en otros casos. La perspectiva se vuelve otra, tanto para juzgar cada texto como la obra en su conjunto. En ese punto la biografía es lo que me gusta que sea la biografía de un escritor: algo indescernible casi. Creo que es entonces cuando más cerca quedo de la "literatura" como cosa.

Tanto así que estoy por solicitar la data necesaria y realizar el giro pertinente para que Portnoy se haga con dos ejemplares de The Counterlife: en Argentina es tan esquiva como el vellocino dorado.

Termino señalando lo sexy que me resulta esa idea de rastrear los libros que un autor ha escrito con la intención (única, travestida, solapada, flagrante, en uno o en otro nivel de conciencia, etc.) de patearle el tablero a la crítica.

(Y desde luego: agradecerte, Portnoy, la mención y el link en este enorme blog hacia ZT, y los lectores que vía "El lamento..." han llegado hasta mis pagos. Salud.)

El Miope Muñoz dijo...

QUEREMOS EVERYMAN YA!

Nathan Z. dijo...

Jo, pues a mí sí que me pareció una novela excepcional. Eso que se suele decir sobre que algunos personajes, a veces, tan bien caracterizados están que parecen de carne y hueso, personas y no personajes..., pues eso me sucedió con esta novela.

Una de mis preferidas de Roth, a pesar de que, seguramente, sea la menos "rothiana" de todas sus novelas.